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que afrontar la incomodidad de circular por autovía entre Zaragoza y Romanos y entre Calamocha y Teruel y hacerlo por carretera a lo largo de 40 kilómetros. De hecho, un acuerdo entre Fomento y la DGA permitió acondicionar una carretera autonómica para posibilitar un enlace adecuado entre la A-23 ya construida y la localidad de Daroca, desde la que el tráfico continuaba hacia Calamocha. Esos 40 kilómetros son un auténtico tapón que alarga sensiblemente el tiempo de viaje, puesto que el tráfico pesado en estas vías en más que notable, lo que ralentiza la circulación y produce retenciones. Esos problemas desaparecerán el jueves.

El pasado mes de diciembre quedó abierto al tráfico el último tramo pendiente entre Teruel y Valencia, el del puerto del Ragudo, por lo que en unos días las tres capitales aragonesas estarán unidas por una vía de alta capacidad y tendrán salida directa al Levante.

Al acto inaugural de este último tramo asistirá el secretario de Estado de Infraestructuras, el oscense Víctor Morlán, que estará acompañado, entre otros, por el presidente de la comunidad, Marcelino Iglesias.