La polémica por la ocultación de la verdad sobre la autoría del atentado de Madrid persiguió ayer a José María Aznar y a Mariano Rajoy hasta sus colegios electorales. El presidente y el candidato del partido conservador ejercieron el voto en medio de un ambiente crispado, en el que grupos de ciudadanos les acusaron de ser "manipuladores" e incluso "asesinos", al tiempo que sus seguidores les elogiaban por "valientes".

Aznar acudió a votar a su colegio electoral de la Moncloa a las once de la mañana. Allí se encontró con una gran cantidad de periodistas y un grupo de ciudadanos, entre los que se encontraban tanto simpatizantes del PP como personas que portaban pancartas con la palabra "paz" o pegatinas contra la guerra de Irak.

A la llegada, durante la votación y a la salida, los gritos de "¡ánimo!", "¡aúpa!" y "Aznar, por siempre, será mi presidente" se mezclaron con los silbidos, los abucheos y las imprecaciones que tacharon al presidente y al PP de "manipuladores", en alusión al control de la información sobre el atentado del jueves pasado. Ana Botella, la esposa del presidente, que acudió con un lazo negro sobre el abrigo, no dejó de llorar mientras permaneció en el colegio electoral, al parecer porque le emocionaron los numerosos anuncios de misas y funerales por las víctimas del terrorismo colocados por las paredes.

Cuando Aznar se fue tras hacer una declaración en la que pidió a los españoles que votasen en libertad, sus partidarios y detractores siguieron enfrentándose en la calle. Los adversarios del presidente le reclamaron que diera explicaciones sobre su apoyo a la guerra de Irak y alguno incluso demandó que se le lleve al Tribunal de la Haya.

"PINOCHO" Rajoy votó a las diez de la mañana, junto a su esposa, Elvira Fernández, en el colegio electoral de Aravaca, entre insultos y alabanzas. Algunos de los presentes le increparon al grito de "¡vosotros, fascistas, sois los terroristas", en alusión al Gobierno y al PP. También le llamaron "Pinocho" y "mentiroso" por su apoyo a la guerra, mientras que sus partidarios corearon la consigna de "¡presidente!, ¡presidente!". "Los muertos de España son los muertos de Irak", le gritó un joven.

Las mismas muestras de repulsa se sucedieron contra varios dirigentes del PP. Es el caso del presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, que tras haber depositado su voto, fue increpado y tachado de "asesino" por dos personas que portaban papeletas de la izquierda abertzale. En San Sebastián, María San Gil, la portavoz del PP de la capital guipuzcoana, también ha sido increpada e insultada con gritos de "fascista y asesina" en dos colegios electorales.