Más de 36 millones de españoles están llamados hoy a las urnas en las elecciones europeas, una consulta que los dos principales partidos, PP y PSOE, han convertido en una batalla sobre política interior. Esta noche, Mariano Rajoy sabrá si los ciudadanos apoyan la gestión que está haciendo de la crisis, con recortes históricos en el Estado del bienestar, y si se creen, como él dice, que la recuperación ya ha llegado. Y Alfredo Pérez Rubalcaba confía en empatar o perder por la mínima para poder proclamar que ya ha acabado la travesía por el desierto de los socialistas y empieza un nuevo ciclo político.

A partir de mañana, tras el paréntesis electoral, el Gobierno debe reabrir algunos dosieres que tiene sobre la mesa. Uno es el desafío soberanista catalán. Un asunto que el Ejecutivo liga a dos temas que Rajoy ha ido aplazando: la reforma fiscal y la de la financiación autonómica.

FINANCIACIÓN AUTONÓMICA El Ejecutivo tiene previsto llevar la reforma tributaria al Congreso la primera quincena de junio. Según publicó este diario, el Ejecutivo se plantea utilizar este cambio de modelo para ofrecer impuestos autonómicos para que las comunidades tengan más recursos. Esta solución haría menos necesario un nuevo modelo de financiación autonómica, que siempre que se renegocia supone una batalla campal entre las comunidades y el Gobierno, pero enojaría a algunas, como Cataluña y Madrid, que sí quieren un nuevo marco.

Mientras Rajoy y sus ministros van reactivando estos asuntos, el 2 de junio la Comisión Europea dictará los deberes que debe hacer el Gobierno en los próximos meses. Bruselas sacará tarjeta roja por las iniciativas y reformas pendientes (por ejemplo, la fiscal y la voluntad del Ejecutivo de bajar los impuestos) y planteará las que considere necesarias (de empleo, estructurales...).

¿CAÑETE, COMISARIO? Ya entrado el verano, los Veintiocho intentarán colocar en las instituciones europeas a sus dirigentes. Rajoy, además de querer a Luis de Guindos en el Eurogrupo, tenía claro que iba a proponer a su candidato, Miguel Arias Cañete, a un puesto en la Comisión. Sin embargo, sus declaraciones machistas pueden frustrar este deseo. En 2004, el Parlamento Europeo frenó la candidatura de Rocco Buttiglione (propuesto por Silvio Berlusconi) por machista y homófobo.

Respecto al PSOE, con independencia del resultado de hoy, los socialistas se enfrentarán a una empresa más complicada: la gestión de unas primarias abiertas para elegir al candidato a la Moncloa. La cúpula del PSOE insiste desde hace semanas en que pase lo que pase en las europeas se mantendrá el calendario trazado por el líder, Alfredo Pérez Rubalcaba. Nunca ha habido en toda España un proceso de este tipo, en el que podrá votar todo aquel que quiera participar, y gran parte del futuro del PSOE dependerá de cómo se gestione y la participación que suscite.

Carme Chacón, Eduardo Madina, Patxi López y Pedro Sánchez son los nombres que más suenan para presentarse a las primarias. Rubalcaba no ha despejado la incógnita de si dará el paso. La interpretación más extendida es que lo desvelará en breve, dando así el pistoletazo de salida oficial a una carrera que empezó hace meses entre bambalinas y que culminará en las primarias del 30 de noviembre.

Aquí reside la otra gran iniciativa del PSOE en el futuro próximo. Pactada hace un año y aceptada a regañadientes por algunos territorios, la propuesta de reforma federal de la Constitución será reactivada, para que el Congreso pueda debatirla.

IU Y UPD / Los socialistas, en principio, apenas cuentan con aliados: Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió y portavoz parlamentario de CiU, y en menor medida, el lendakari, Iñigo Urkullu. Pero a partir de mañana intentarán que CDC y sobre todo el PP acepten estudiar esta fórmula para aplacar la tensión territorial. El PSOE no lo tiene fácil, pero Rubalcaba asegura que el federalismo acabará imponiéndose.

Esta noche también será trascendental para los partidos nuevos, como Podemos y Vox, que aspiran a entrar en la Eurocámara, y para IU y UPD, a los que, según las encuestas, les beneficiará ampliamente la desafección política y la consecuente caída del bipartidismo PP-PSOE.