Los buceadores del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza llevan ya quince horas rastreando palmo a palmo el cauce del río Ebro en busca del niño de 15 años que desapareció en las aguas mientras se bañaba. Las inmersiones no tuvieron éxito ayer, mientras los familiares de la víctima presenciaban las labores.

Luis Iván G. D. se ahogó en la tarde del pasado jueves mientras se bañaba en el río con otros tres adolescentes de una edad similar. El niño se adentró al centro de la corriente para bucear y sus amigos le vieron emerger en una ocasión, para hundirse en las aguas poco después. Sus compañeros dieron la voz de alarma alrededor de las seis de la tarde y las labores de búsqueda sólo se suspenden desde entonces cuando anochece.

El lugar donde se presume que desapareció el niño tiene tramos de tres a cinco metros de profundidad y la labor de los buceadores se dificulta por la oscuridad en la que trabajan. "A medio metro de la superficie ya no se ve nada, por lo que hay que buscar a tentón con la esperanza de toparse con su cuerpo", explicó un experto en buceo en el Ebro.

Los buceadores se turnan en parejas en inmersiones de una hora y rastrean el fondo del cauce con los brazos extendidos en busca de la víctima. Según fuentes del Cuerpo, se barajan dos hipótesis: el niño pudo quedar atrapado entre dos aguas, con lo que sería arrastrado río abajo, o ha podido quedar atrapado en el fondo.

CONTRA CORRIENTE Sobre el accidente que costó la vida al menor, las fuentes consultadas explicaron que, probablemente, "el niño intentó salvarse nadando linealmente hacia la orilla, pero fue arrastrado por el agua. Nunca se debe de nadar contra la corriente. En estos casos, la única solución posible es dejarse llevar e intentar aproximarse poco a poco a alguna orilla, aunque se alcance después de un kilómetro".

El nivel del río a su paso por Zaragoza era a la ocho de la mañana de ayer de 0,77 metros de altura, con un caudal de 49,90 metros cúbicos por segundo, muy elevado para esta época del año. En la misma fecha del 2003 era de 28,90 metros cúbicos por segundo, según datos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que lamentó "el desgraciado accidente".

Preguntados por la vigilancia del Ebro en previsión de posibles incidentes, responsables de la CHE explicaron que la competencia de este organismo "se circunscribe exclusivamente en la vigilancia a efectos de control del dominio público hidráulico, realizada por nuestra Guardería Fluvial".

En el caso de que el cuerpo del niño no fuera hallado antes, su cuerpo emergería a la superficie pasados unos días. "En esta época y con esta temperatura, el cuerpo puede tardar de dos a tres días en hincharse y subir. En invierno, el plazo es más largo", señalaron los expertos.

El tramo donde se bañaban los niños ha contado con pozas en años anteriores, "pero las avenidas están cambiando el río de forma permanente. El cauce nunca es igual de un año para otro, lo que constituye une dificultad añadida para el trabajo de los buceadores, que no pueden saber el terreno con el que se van a encontrar. Además de la suciedad que lleva el agua, el baño en este lugar nunca es aconsejable por el peligro que entraña", añadieron.

Los buceadores del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza son auténticos especialistas en el río Ebro. La unidad cuenta actualmente con alrededor de 45 miembros y anualmente se cubren las bajas que se producen. Los médicos aconsejan que se abandone esta actividad después de 15 o 17 años y, en cualquier caso, cuando se cumplen los 50, ya que se requieren unas condiciones físicas especiales.