Sobre las seis de la tarde, cuando todavía faltaban dos horas para el inicio del mitin, un grupo de mujeres de mediana edad, con la permanente recién hecha, ya había tomado una de las puertas de acceso a La Misericordia. Una furgoneta Jumper paseaba desde primera hora de la tarde el rostro de Josep Borrell por las calles de Zaragoza y con el himno del PSOE se encargaba de dar ambiente electoral. Pero esta campaña de las europeas se ha adentrado en un túnel de indiferencia del que no la saca ni el propio Zapatero en su primera visita a Zaragoza desde que está en la Moncloa. Y eso que lo intentó con una entrada tajante, rotunda, al recordar que ha cumplido su principal compromiso con Aragón, la derogación del trasvase del Ebro. Zapatero reapareció en Zaragoza tres meses después con aspecto de presidente, encorbatado y con traje. Iglesias actuó de teloreno. Inés Ayala, la candidata aragonesa del PSOE, se estrenó como oradora ante un auditorio tan amplio. Leyó casi a la carrera su intervención. "Estoy sonrojada", confesó en voz alta por la responsabilidad del momento. Y Josep Borrell, con tablas en esto de la lucha electoral, le respondió cariñosamente: "Inés, no te preocupes por sonrojarte, ese color siempre sienta bien".