Las heridas de la brecha de género no cicatrizan. El camino para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en el tejido económico y empresarial de Aragón avanza tan despacio que hoy sigue siendo la utopía que era años atrás. Solo hay que fijarse en la escasa representación de las mujeres en los cargos de responsabilidad de las empresas, en que suelen ser ellas las que aparcan su carrera profesional para cuidar a sus familiares o que es el sector femenino el que copa la mayoría de los contratos parciales.

A pesar de la vigencia de la Ley de Igualdad del 2007, solo el 26,05% de los consejos de administración de las empresas aragonesas cumple esta normativa de paridad, según el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM). La comunidad se posiciona así como la novena en España en porcentaje de compañías que cumplen con la presencia equilibrada de mujeres y hombres en sus altos cargos.

No es de extrañar la dificultad para encontrar féminas en puestos de responsabilidad: el 93% de los trabajadores aragoneses que piden una excedencia en su trabajo para ejercer el cuidado de un familiar son mujeres (1.478 mujeres frente a 110 hombres).Según los últimos datos publicados por el Instituto Aragonés de Estadística, del total, 1.179 mujeres (94%) pidieron este cese temporal para atender a sus hijos frente a 68 hombres, mientras que 299 féminas (89%) lo solicitaron para el cuidado de otro familiar.

«La desigualdad de género en el ámbito laboral afecta a toda la vida activa de las mujeres, y también a las prestaciones por desempleo, las cotizaciones y las pensiones», señala la directora del IAM, Natalia Salvo, que añade que a ello debemos añadir que «todo el peso de los cuidados de hijos e hijas, personas mayores o dependientes continúa recayendo mayoritariamente en las mujeres, por lo que estas están más tiempo desempleadas o en excedencias».

‘TECHO DE CRISTAL’ Y CONCILIACIÓN

La responsable del área de Mujer e Igualdad de UGT en Aragón, Pura Huerta, vincula estas responsabilidades que la mujer asume en el seno de la familia con la limitación velada que estas tienen para ascender laboralmente, conocida como techo de cristal. «En estos casos, la mujer tiene que interrumpir su carrera laboral mientras los hombres siguen promocionando», explica.

Además, destaca que «el 80% de los contratos a tiempo parcial están firmados por mujeres», generalmente en el sector servicios, lo que conlleva «salarios bajos y precarización». Por ello, se pregunta: «Si una mujer cobra 400 euros y el hombre 1.400, ¿quién solicitará la excedencia?». Para revertir esta situación, su homóloga en CCOO, Elena Pérez, propone «un diálogo social para potenciar las políticas de igualdad», así como impulsar «un sistema educativo igualitario que combata los estereotipos sexistas».

La brecha de género también se ha perpetuado en los salarios. El año pasado los hombres aragoneses percibieron de media 25.555,56 euros y las mujeres recibieron 18.950,17 euros, 6.604,83 euros menos (-25,85%). A pesar de ello, en Aragón hay más mujeres con estudios superiores que hombres, concretamente un 54,5%. Donde sí que hay un déficit de mujeres es en las carreras relativas a la ingeniería y tecnología, en las que solo un 10% de las féminas matriculadas en la universidad está cursando estudios de estas ramas.

David Pac, profesor del máster Relaciones de Género de la Universidad de Zaragoza y decano del Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología de Aragón, explica la brecha de género como un problema «estructural» dentro de «un modelo de sociedad patriarcal en el que los usos del tiempo están jerarquizados». Aunque reconoce que hay motivos para ser optimistas, señala un «cambio a doble velocidad»: las mujeres se están incorporando rápidamente al mercado de trabajo mientras que el hombre asume de forma lenta las responsabilidades domésticas.

«SEGREGACIÓN HORIZONTAL»

Dentro del mercado laboral, añade Pac, hay una «segregación horizontal en ocupaciones muy feminizadas». Una situación que se agrava por la proliferación de contratos a tiempo parcial. «En Holanda hay más contratos de este tipo pero son deseados. El problema en España es que siete de cada diez empleados que trabajan con contrato a tiempo parcial querrían hacerlo a tiempo completo».

Otro de los problemas, destaca Pac, es que «el hombre no se siente partícipe del movimiento feminista». No obstante, «las situaciones recurrentes de paro durante la crisis económica han sido peor llevadas por los hombres debido a un proceso de socialización que ha fijado el papel del hombre dentro del proceso de llevar capital al hogar». Por lo tanto, considera que «los avances deben darse tanto en los procesos legislativos como en el interior de las familias».

En esa misma línea se expresa Rebeca Navascués, trabajadora social y técnica de empleo e intervención sociofamiliar en una entidad social de Zaragoza. «Que la condición de mujer es motivo de desigualdad es una realidad, y si a esto le sumamos ser madre soltera o mujer inmigrante las dificultades para acceder al mercado laboral son mayores», explica.

El hecho de encontrar un trabajo con un horario que concilie la vida laboral y familiar no es tarea fácil. «O cuentan con el apoyo de su red social o tendrá que acceder a una jornada parcial para poder continuar ocupándose del cuidado de los menores hasta que estos sean más independientes», concluye.