Buscamos un ingeniero industrial, arquitecto de software con una experiencia de al menos dos años y conocimientos en Java o Javascript, nivel alto de inglés…». Esta es una de las ofertas de empleo que no encuentran un candidato idóneo en Aragón. Porque casi no existen. Las empresas creen que la falta de empleo cualificado se ha convertido ya en uno de los problemas más graves de la economía regional. El último índice de Confianza Empresarial (ICE), elaborado por la Fundación Basilio Paraíso e Ibercaja a través de entrevistas a 150 firmas, señala que éste es el segundo mayor lastre (18%) para las empresas, solo por detrás de la debilidad de la demanda (37%).

Las compañías aragonesas, los reclutadores de talento, las empresas de recursos humanos, la Universidad de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y las asociaciones vinculadas a las nuevas tecnologías (TIC) apuntan a la misma dirección: «La falta de trabajadores cualificados es alarmante».

El clúster de Investigación, Desarrollo e Innovación (IDIA), que engloba a muchas de las principales compañías aragonesas intensivas en I+D (BSH, Samca, Taim Weser, Alliance Healthcare, Adidas, Dana Automoción…) pronostica que estas empresas necesitan cubrir de forma inmediata un total de 193 puestos de trabajo de alta cualificación, una cifra que se elevará a 1.000 en todo el 2018. Así lo refleja la encuesta que IDIA distribuyó entre sus asociados. Su presidente, Antonio Novo, alerta del déficit que existe en el mercado laboral aragonés y del robo de talento entre empresas para cubrir determinadas plazas.

De poco sirve ya acudir a los portales de internet en busca de trabajadores. Tampoco es de gran ayuda recurrir a los ingenieros recién licenciados, porque «todos los alumnos salen captados», señala Novo. Las alternativas, por tanto, pasan por atraer empleados de otros ámbitos, formarlos en las empresas y llegar a acuerdos con otras universidades y comunidades autónomas para atraer talento -también del que se fue durante la crisis económica- hacia Aragón.

EL CALADERO DE EMPLEO

La comunidad tiene hoy la segunda tasa de paro más baja de España, con el 10,5% y una población desempleada de casi 70.000 personas, pero la mayor parte de ellas tienen un nivel de formación insuficiente para postularse en determinados puestos. Además, de ellos, solo 16.800 parados estudian y más de 31.000 llevan más de un año en el desempleo, según los datos del INE de diciembre del 2017. Por tanto, las expectativas de encontrar capital humano cualificado en la propia comunidad son escasas.

Un dato ilustra esta situación. El Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones de Aragón tienes 213 asociados y solo dos están en paro. Su decano, Diego Aísa, subraya que las compañías reclutan a los alumnos universitarios ya en tercero de carrera, «pero acabaremos viendo cómo vienen a buscarlos desde el primer curso si esto no cambia». Si tiene que valorar este problema del 1 al 10, Aísa recalca que «hoy está en el 7, pero llegaremos al 10 dentro de solo dos años». Y ese es precisamente el riesgo, ya que las empresas que no encuentren personal cualificado se irán de Aragón. De hecho, esta situación ya se ha producido en algún caso puntual.

Hoy, el perfil más buscado por las compañías instaladas en la comunidad es el de programador, consultor de negocios (finanzas, ventas y logística), técnicos de sistemas, científicos de datos y gestores de proyectos. Pero también hay carencias en mantenimiento industrial, automoción, energías renovables y en algún perfil del sector financiero. En Ibercaja, por ejemplo, reconocen las dificultades para encontrar trabajadores en áreas relacionadas con la tecnología (big data, principalmente).

DE LA CRISIS AL SALTO DIGITAL

El gerente de la Asociación de Empresas de Tecnologías de la Información, Electrónica y Telecomunicaciones de Aragón (Tecnara), Manuel Pérez, pone el acento en la gravedad del problema. «En estos momentos ni una sola empresa del sector tiene completa su plantilla (el déficit puede variar entre el 5% y el 15%) para atender la producción de los contratos materializados». A su juicio, el mercado actual tiene una demanda mínima en este sector de 500 trabajadores sumando perfiles (60% en niveles de programadores junior y medios, un 25% en programadores senior y gestores de proyectos, y un 15% entre consultores de negocio y otros mandos intermedios).

Inycom, empresa aragonesa que ofrece soluciones y servicios tecnológicos e innovadores, contrató a 261 personas en el 2017 en toda España, pero las previsiones para este año «se multiplican por la reactivación del mercado y la transformación digital de las empresas», apunta Rocío Álvarez, directora del departamento de Organización y Procesos, que reconoce que las ingenierías de Aragón ofrecen «plazas insuficientes» para cubrir los perfiles más demandados (programadores, analistas técnicos de sistemas y comunicaciones y consultores, entre otros). Para atraer talento, Álvarez apuesta por ofrecer un proyecto atractivo, proyección profesional y fomentar un buen ambiente de trabajo. Inycom ha establecido programas de atracción de empleo cualificado con distintos centros y universidades.

Otra evidencia de esta situación la refleja la consultora tecnológica Everis, que prevé alcanzar en Zaragoza una plantilla de 300 trabajadores a finales del 2018 frente a los 220 actuales. «Los perfiles que salen de la Universidad (ingenieros, físicos o matemáticos) «son pocos, aunque tienen un buen nivel», asegura Carlos Galve, socio responsable de Everis en Aragón, que apuesta por impulsar las vocaciones científico-técnicas entre los más jóvenes, acercando la tecnología y la programación a la sociedad.

Para captar talento, la compañía recurre a establecer una relación directa con las universidades y los centros de formación profesional. Además, internamente, desarrolla itinerarios formativos de distintos itinerarios profesionales (analítica de datos, cloud o inteligencia artificial), señala Galve. Los de Everis e Inycom son solo dos ejemplos, pero la lista de empresas, que esperan soluciones al déficit de mano de obra cualificada es notable.