El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, fue bastante escueto en su valoración sobre la colocación de 16 cargas explosivas en el valle de Bujaruelo, donde se encontraba cuando se inició la búsqueda de las bombas. Caldera, que se desplazó ayer a Ligüerre de Cinca par participar en los actos del Día del Afiliado de UGT-Aragón, se limitó a decir que "no hay que hacer propaganda de quien no se debe". "No quiero dar importancia a lo sucedido. Ha sido una simple casualidad que yo estuviera aquí", afirmó en referencia a la posible filtración sobre su visita al valle.