Benito Ortiz Perea se escapó hace dos días del centro penitenciario en el que cumplía una pena de 182 días de privación de libertad en un momento en el que las poblaciones más cercanas a esta cárcel celebran sus fiestas patronales como es el caso de Zuera o están organizándolas como en Ontinar del Salz. Una circunstancia que, tal y como reconocían muchos vecinos, ha evitado que se extendiera el miedo por sus calles. No obstante, reconocen que la idea de que pueda estar por las inmediaciones les hace estar en tensión.

Es el caso de Teresa Morales, que reside en Ontinar. Esta mujer que lleva 43 años viviendo en dicho lugar admite que se alarmó cuando comenzó a ver más patrullas de lo habitual en la calle. Cuando se enteró del por qué decidió adoptar una serie de medidas de seguridad. «Ahora cierro siempre la puerta con llave y miro por la mirilla quién llama porque no quiero sustos», apunta.

Lo justifica a la peligrosidad que destaca la Benemérita, si bien afirma que «todos le ponemos cara gracias a la foto que sale en la prensa, es fácil reconocerle».

Otro vecino de Ontinar, Ángel Sisamón, considera «muy difícil» que esté en las cercanías de esta población, puesto que «seguro que alguna persona le ayudó a salir de allí». «Hay que tener en cuenta que no solo tiene que cruzar la carretera, sino también las vías del AVE que están valladas», resalta este hombre, quien apunta que «en Ontiñar todos nos conocemos por lo que si vemos algo extraño o a una persona que no es habitual en la zona rápidamente lo sabe todo el pueblo, no es su sitio para esconderse».

En Zuera, localidad que ayer concluía sus festejos populares, también consideran que Benito Ortiz Perea no va a esconderse en esta localidad zaragozana. No obstante, tal y como asevera Julián Jarque, «el hecho de que digan que es una persona peligrosa nos incomoda porque nada se sabe de su paradero». Es por ello que tanto él como su esposa han decidido incrementar las habituales medidas de seguridad en su vivienda.

Este hombre reconoce estar «especialmente preocupado por si se encuentra a algún ganadero o agricultor de la zona, por la noche, y le hace algo». Otra posibilidad que él baraja es que «ante la cercanía de la A-23 a la cárcel, el preso ese se haya fugado por ahí». Otras dos vecinas del municipio, Ana María Sesé y María Polo, coinciden en la misma idea: Zuera está relativamente lejos de la macrocárcel «como para que haya conseguido ir hasta allí andando».

No obstante, la Guardia Civil, con cuartel en Zuera, realiza labores de vigilancia en la zona para intentar atraparle en el caso de que aparezca por estos lugares.