Frente al Club Náutico de Cambrils se erige estos días un espacio acotado por vallas, con aspecto de obra, que muchos turistas miran con curiosidad, los más con indiferencia, y un puñado con pesadumbre, conocedores de que fue allí donde se produjo, hace casi un año, el atropello mortal y el posterior tiroteo en el que desembocó el atentado de Barcelona. Una acción terrorista inesperada, si es que alguna no lo es, que quebró la tranquilidad de la localidad tarraconense y acabó con la vida de la zaragozana Ana María Suárez, de 67 años, dejando heridos a su marido y su hermana.

El lugar donde se produjo el atropello y volcó el Audi A-3 en el que habían huido cinco de los terroristas, abatidos en la localidad costera tras este último ataque, se pobló en días posteriores de velas y flores en homenaje a las víctimas, también de Barcelona. Y desde este sábado, será el emplazamiento de un mosaico que recordará a las víctimas y al atentado en sí. Un monumento que la alcaldesa de Cambrils, Camì Mendoza, confía en que sirva para certificar un «punto y seguido» en la localidad, un recuerdo constante pero no llamativo para recuperar la normalidad, sin olvidar a nadie. Para que las noticias en torno a Cambrils dejen de orbitar en torno a la desgracia, reconoce, con amabilidad pero con cierto hastío.

El mosaicoo que ahora permanece tapado con tela asfáltica y protegido con vallas será inaugurado el sábado por la mañana, en un acto al que, por parte aragonesa, acudirán al menos el presidente de la DGA, Javier Lambán, la consejera de Innovación, Investigación y Universidad, Pilar Alegría y el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve. Una nutrida representación aragonesa que no solo tiene que ver con la víctima zaragozana (cuyo viudo y también herido en el atropello, Roque Oriol, tampoco faltará), sino con la histórica vinculación de los zaragozanos con Cambrils. Una predilección por este rincón que, salvo algún desabrido concejal con querencia por los felinos, todos reconocen y agradecen, comenzando por la alcaldesa, que destaca el carácter pionero del turismo aragonés en la zona.

El acto será «sencillo», explicó Mendoza, de apenas una hora de duración incluyendo un descubrimiento del mosaico, una pequeña actuación musical y una ofrenda floral, con algunos discursos institucionales. Se celebrará el sábado, no solo para no solaparse con el de Barcelona, que se celebran mañana, sino para ser fiel a la efeméride, ya que en realidad cuando tuvo lugar el atropello y posterior tiroteo en la localidad eran ya cerca de la 1.00 horas, madrugada del sábado.

A los pocos días del ataque, los turistas y hosteleros de Cambrils ya explicaban a este diario que su intención era volver a la normalidad cuanto antes, y un año después, el mensaje se mantiene. En la calle, apenas unos bolardos de seguridad colocados en puntos estratégicos evidencian un cambio respecto a la imagen del año pasado. Sí ha habido alguna variación en los operativos de seguridad, que según explicaba el jefe de la Policía Local de Cambrils, Josep Muñoz, en declaraciones a Efe, les lleva a haber cambiado de munición y a patrullar siempre en parejas. El jefe pedía de hecho que se les equipe con armas largas.

Pero aparte de estos indicios, no había más que ver el atestado paseo marítimo y las playas esta semana para constatar que la localidad tarraconense no se deja amedrentar.

Como exponía el militar zaragozano Rafael López, un año más de veraneo en la localidad, «hay que seguir con tu vida, porque el terrorismo busca precisamente lo contrario, un cambio de hábitos es su victoria. La mejor manera de derrotarlo es seguir con la rutina», exponía.

En la misma línea, Alejandro Lajusticia y su mujer, Sonia Núñez, volvían a la localidad para pasar el que está siendo el primer verano en Cambrils para su hija María. De hecho, Sonia estaba embarazada de la pequeña cuando vivieron los atentados en el municipio. «No te puedes parar a pensar en eso, tienes que seguir», afirmaba él.

Buena prueba de que Cambrils no ha perdido un ápice de atractivo, además de la abundancia de turistas de otras latitudes y comunidades, son los que llegan por primera vez este año al municipio, como Plácido Becós y su mujer, Celia Cegarra. «Es el primer año que venimos, pero lo hablamos con la familia de Zaragoza, y no nos dio ningún apuro».