Uno puede estar alojado en Zaragoza y creerse que está en el campo o cerca de él. Esa es la sensación que ofrece el camping Ciudad de Zaragoza, situado al oeste de la capital aragonesa, en una zona en expansión próxima al canal Imperial.

Este verano, la zona de acampada ha estado en sus mejores momentos al 90%, según apunta Unai Mensuro, el responsable de la instalación. Explica que gran parte de sus clientela son españoles y extranjeros que van de paso y para los que Zaragoza es una etapa intermedia «camino del Sur o del Mediterráneo».

No obstante, algunos de estos campistas rompen la tendencia general, alargan su estancia en el cámping y aprovechan para conocer la ciudad del Ebro, «más allá del clásico tour por el Pilar y los bares del Tubo», señala Unai.

«Los que pasan aquí varias noches se sorprenden de lo que ofrece la ciudad, de sitios como la Aljafería y el meandro de la Expo», afirma. Pero, añade, «por desgracia, son una minoría».

El turista más inclinado a darse una vuelta por la capital aragonesa suele ser el que se aloja en bungalow, que está una media de tres noches. En el albergue, la estancia se reduce a dos noches, mientras que los que llegan en autocaravana suelen ser los primeros en marcharse, pues de media están una noche, dos a lo sumo.

Lo bueno del cámping zaragozano es que ofrece muchas plazas en sus 105 parcelas, sus 70 bungalows y su albergue con 52 camas. «Muchos usuarios vienen en autocaravana, en especial extranjeros», indica el encargado del servicio.

«Tenemos un público muy variado, hay desde jóvenes a familias, pasando por matrimonios extranjeros de cierta edad que recalan aquí en la ruta de sus vacaciones», comenta Unai.

El fin del verano no supone el cierre del cámping, que durante el resto del año se esfuerza por ofrecer actividades que atraigan al público y permitan un uso continuado de las instalaciones.

Por ejemplo, se organizan conciertos, talleres y juegos dirigidos a un público joven e infantil, principalmente, como la celebración de un torneo de warhammer.