Cuando Pablo Casado utiliza su recurrente frase de que el PP representa a la España que madruga, debe pensar en su candidato por la provincia de Zaragoza, Eloy Suárez, que se levanta muy temprano con apenas unas horas dormidas. El mejor ejemplo es el penúltimo día de campaña, que empieza a las ocho de la mañana con una entrevista radiofónica. «Hoy apenas he dormido una hora y media dormida, porque he trabajado hasta muy tarde en unos apuntes del programa que me pidió el presidente del partido». Nadie lo diría, a juzgar por su apariencia física y la energía con la que afronta la intensa jornada. Sin ir más lejos, el domingo anterior se levantó a las seis de la mañana para preparar el caldo de una paella que cocinó para agasajar a sus colaboradores. A punto de acabar la campaña, admite que está fresco. «Siempre las acabo como si fuera el primer día, voy de menos a más», dice bromeando.

Todos los días, a las ocho de la mañana, se reúne con el equipo de campaña. Marta Pallás, Sebastián Contín, Ramón Celma y Pablo Hernanz, responsable de comunicación, son el núcleo duro de un grupo engranado que se extiende al resto del partido y numerosos voluntarios y colaboradores que aportan su tiempo libre para que todo salga rodado. Revisan los mensajes del día, analizan los de los adversarios políticos y comentan la información que aparece en los medios.

Antes de comparecer ante la prensa para explicar la propuesta del PP para aplicar la prisión permanente revisable en determinados supuestos penales, ha mantenido una reunión a puerta cerrada con varios representantes del colectivo del taxi. Toma nota de sus reivindicaciones y explica con sinceridad la posición de su partido para el sector.

En público, Suárez es un orador contundente y preciso. En la tribuna lleva la batalla dialéctica al máximo. «Me gusta explicar nuestras propuestas y reconozco que a veces soy vehemente, pero es porque me tomo esto muy en serio y me gusta ser riguroso». Es fácil de comprobar en sus declaraciones ante los medios. Sus mensajes son fáciles de entender aunque llevan una prolija preparación. No en vano, a lo largo de toda su trayectoria política ha demostrado desenvolverse con mucha soltura en mares de datos e informes. Nada está improvisado ni dejado al azar. Detrás de cada frase hay horas de trabajo.

Tras el mensaje político del día, toca el paseo ciudadano, como cada jornada. Hoy en la calle Delicias, donde el PP tiene una mesa informativa. Es mediodía y el paseo por esta populosa calle comercial se prolonga por espacio de dos horas. Se suma a la comitiva el número dos de la candidatura, Pedro Navarro. Ambos coincidieron y trabajaron codo con codo en el Ayuntamiento de Zaragoza. Fueron portavoz y portavoz adjunto. Ahora, si se confirman los pronósticos electorales, coincidirán en el Congreso.

Entran en varios establecimientos y escuchan las demandas de clientes y tenderos. «La cosa está parada por culpa de los políticos», señala la propietaria de una tienda de bisutería. «Por culpa de algunos políticos», apostilla Suárez, que compra fruta deshidratada en una tienda que le llama la atención. Se paran en las terrazas y los bancos repartiendo folletos y propaganda. En la calle, la mayoría de las personas son de edad avanzada y de inmigrantes. No en vano, el barrio de Delicias es uno de los de Zaragoza que mayor población procedente de otros países tiene. Suárez se muestra cordial con las personas a las que entrega un folleto. Con los que aceptan la propaganda y con los que la rehúsan.

Entre los viandantes, y por casualidad, aparece una candidata de su partido en la lista municipal de la localidad leridana de Pont de Suert. Se fotografían juntos y se desean suerte recíproca. «Estos compañeros sí que tienen mérito, los que se presentan en pequeñas localidades, y mucho más si es en Cataluña», indica. Suárez conoce bien Pont de Suert, cerca de la Ribagorza aragonesa. Esquía en Cerler y además es un buen conocedor de la provincia de Huesca, donde inició su carrera política, hace ya más de 20 años. «En 1993 intentaron captarme para la Diputación, pero yo lo rechacé. Mi padre se había dedicado a la política y aquello no era vida, apenas estaba en casa». Sin embargo, y ante sus firmes convicciones, no tardó en dar el paso tras una nueva intentona por el PP que por aquel entonces dirigía en Huesca Rodolfo Aínsa. Y así es como empezó una carrera fulgurante, primero como jefe de gabinete en la DPH y ya en el 2003 como diputado en las Cortes de Aragón, ejerciendo una contundente oposición al Gobierno del PSOE-PAR. Posteriormente, en el 2011 y el 2015, lideró la candidatura del PP al Ayuntamiento de Zaragoza. Ganó ambas elecciones, pero no tuvo la mayoría suficiente para gobernar.

Suárez es un profundo conocedor del Aragón rural, ya que ha vivido y trabajado en él, como secretario interventor de ayuntamientos. «Una tarde, tras un problema administrativo que teníamos en el ayuntamiento, decidí que tenía que dar el paso y así entré en la política activa», señala. También es un experto en política de aguas. No en vano, es el artífice del cambio de posición respecto a los trasvases en el PP de Aragón y no dudó en enfrentarse a la posición de sus compañeros del Levante. «Casi me cortan la cabeza al principio, pero mereció la pena. Hubo un momento que hice ver que no podíamos seguir manteniendo una posición tibia respecto a los trasvases», dice años después de aquella intensa etapa.

De camino a la sede para saludar y compartir un pequeño refrigerio con los voluntarios que movilizan y preparan actos de campaña («lo mejor del PP son todas estas personas, comprometidas con el proyecto político», asegura), reflexiona sobre su carrera política. Ha conocido los tres planos de la administración: el autonómico, el municipal y el del Congreso. «La vida municipal es apasionante, me gusta su intensidad, y la cantidad de trabajo diario que se puede hacer. Mi etapa en las Cortes también fue muy intensa, no paré de sacar cosas. Pero sin duda, cuando vas al Congreso te das cuenta de la trascendencia de tu trabajo. Allí, una simple coma en una ley tiene una incidencia directa sobre más de 46 millones de personas».

La llegada a la sede interrumpe las reflexiones. Una vez en el cuartel general de los populares aragoneses, mantiene una nueva reunión de trabajo con su equipo y luego hay un pequeño tiempo para el esparcimiento con un vermú con alrededor de una veintena de militantes que están preparando la documentación de los apoderados y los interventores.

Pasan las dos del mediodía y a pesar de llevar más de seis horas sin parar, Eloy Suárez no se da tregua. A primera hora de la tarde tiene que atender a varios medios de comunicación y apenas tiene tiempo de reposar unos minutos antes de dirigirse a Utebo, donde toca dar un mitin y presentar la candidatura municipal.

Son las diez de la noche y aún duda si ir a una exposición. Pero la prudencia es buena consejera y deciden dejarlo para otro momento. Toca descansar y dormir, aunque sea unas pocas horas, antes de que al día siguiente el candidato exprima las últimas horas de una campaña que, por el ritmo que lleva, parece que se le ha hecho corta.