La Guardia Civil ha hecho sonar la alarma por la alta concentración del psicotrópico THC (Tetrahidrocannabinol) que se está hallando en el cannabis de venta en España. Desde el 2017, una creciente proporción de plantas incautadas llegan al 30% de esta sustancia. Es el oro del negocio, el componente que hace viajar al fumador, hasta cinco veces más presente que en la marihuana mayoritaria en las calles hace 10 años. Recientemente, en una casa de lujo de Alicante, los guardias se incautaron de mesas de laboratorio, potentes lupas, ramas de marihuana colgadas, aparatos para análisis químico, decenas de libros sobre cultivo e hibridación y blocs en los que los narcos anotaban cómo subían el THC y disminuían el olor de sus plantas.

Los análisis de la marihuana intervenida ratificaron el hallazgo policial: esta banda, que exportaba al Reino Unido, había elegido España como base de experimentación para obtener una droga de efectos, más que sedantes, lisérgicos. El cannabis silvestre presenta un 5% de ese componente. Si en los años 70 la marihuana de venta callejera tenía un 5% de THC, ahora dos tercios tiene entre el cinco y el 15%, y la marihuana fuerte, con más del 15% de THC, ocupa ya un 36% de cuota de mercado, según el Instituto Nacional de Toxicología (INT).

Sus cifras van dos años por detrás de la realidad en la calle. La media de la marihuana incautada en grandes golpes del 2019 a plantaciones en Almería -el mayor, la operación Acantha, en julio- ya evidenciaba una presencia importante de cogollos con hasta un 38% de THC. Según el INT, en 2017 el 34,5% de la marihuana interceptada en operaciones judicializadas tenía del 15% al 25% de THC.

En el 2019 esa marihuana ocupaba el 39%, aseveran fuentes de la Guardia Civil sobre la media de incautaciones en el sur de España entre mayo y diciembre pasados.

Alcanzó un récord la droga incautada en septiembre del 2018 en un edificio de la Sareb, la tenedora pública de activos inmobiliarios naufragados. Según la investigación de la fiscalía, los narcos convirtieron tres bajos, dos niveles de tres pisos cada uno y un ático en Viator (Almería) en plantación vertical. Y con hasta un 40% de THC a 5,4 euros por gramo.

«En 10 años veremos en los consumidores jóvenes de hoy el efecto de las semillas potenciadas -advierte el capitán de la Guardia Civil José María Zaldive, que ha mandado varias operaciones contra plantaciones -. Disminución del funcionamiento intelectual...». Tres especies potentes reinaban en el mercado ilegal: Blueberry, Black Widow y Northern Ligth. Las tres se están viendo desplazadas por la Cookie Kush y la Gelatto. Los plantadores las prefieren por su mucho THC (del 19% al 28%) y su gran peso por metro cuadrado.

En Barcelona, Nuria Calzada, coordinadora de Energy Control, de la oenegé Bienestar y Desarrollo, el más experto observatorio privado de drogas en España, confirma: «Ahora, en mercados como el de Colorado o el de California se encuentra cannabis con hasta un 30% de THC». Y le ve tres razones al fenómeno: la creencia falsa de que, a más THC y más potencia, más placer; la selección genética de ciertas variedades que llevan a cabo los cultivadores y un consumo compulsivo que lleva a una mayor dependencia de la sustancia.