Ni pobreza, ni empleo, ni educación, ni sanidad. La presidenta decidió capitanear el debate y llevarlo a un terreno favorable en el que no se hable de gestión ni del bienestar de los aragoneses. Hoy la oposición debe reconducirlo porque sus propuestas populistas y de regeneración, aun siendo algunas aceptables, no son para estas alturas de la legislatura ni para chequear el estado de la comunidad. Hay que hablar de otras cosas.