Zaragoza tiene 136 kilómetro de carriles bici. En los últimos cuatro años la red ciclable se ha incrementado un 14% que ha servido para conectar, principalmente, grandes avenidas y tramos inconexos, además de eliminar puntos negros. El anterior equipo de Gobierno (ZeC) se empleó a fondo en fomentar y mejorar la movilidad sobre dos ruedas y mejorar la red. Para ello licitó un contrato que prevé una inversión de 800.000 euros en cuatro años que tiene la misma función que una operación asfalto, pero solo en carriles bici.

Después de años en los que solo se pensaba en crear más carriles, lo que se pretende con este contrato es corregir discontinuidades, desconexiones, fallos de diseño, mejoras en las intersecciones, refuerzo de la visibilidad, repintados y actualización semafórica.

Desde el colectivo Pedalea admiten que se ha reducido el número de puntos negros, aunque destaca que el principal déficit de la red es la falta de conectividad y el «peligroso» diseño de algunos cruces, donde se entremezclan el tranvía, el tráfico rodado y las bicis, como sucede en Vía Ibérica. Para más inri, el carril bici discurre junto a las vías, lo que entraña todavía más riesgo.

Entre los puntos negros que destaca el colectivo se encuentra la rotonda de Tolousse, que incluye «giros peligrosos», o el cruce de Camino de las Torres con Cesáreo Alierta. El riesgo se podría minorar con una regulación semafórica diferente, ya que hay muchos casos en los que los ciclistas lo tienen verde y los coches en ámbar y, muchas veces, prevalece la ley del más fuerte. Este es uno de los puntos negros que más veces localiza la organización Zaragoza en Bici.

DISEÑO

Respecto al diseño, Pedalea considera que los carriles que empiezan en un sentido y hay que cruzar al otro para continuar por el camino están mal planteados porque rompen la continuidad, como sucede en un tramo de Isabel la Católica. Tampoco aprueban aquellos que se han construido entre la acera y los coches aparcados, como en Camino de las Torres, ya que el ciclista se expone a que el usuario de algún coche abra la puerta de repente sin ofrecer tiempo de reacción como, aseguran, ocurre muchas veces.

Si uno sortea estos sorpresivos elementos humanos, también tiene que tener cuidado con los tramos en los que el asfaltado es uniforme, como en el paseo Constitución con el de la Mina, donde se ha arreglado el pavimento pero solo en un sentido y no en los dos, quedando el firme desigual. Contrarios a actuaciones que solo sirven para parchear socavones, destacan la importancia de que el pavimento sea totalmente uniforme para evitar accidentes. Los carriles bici más antiguos son los que más problemas presentan y que más se han desgastando por el paso del tiempo, las inclemencias meteorológicas y su uso. No obstante, en general, según los colectivos ciclistas la red presenta un buen estado. Además de las alcantarillas en mitad del camino, las paradas de bus con elevación se convierten en una atracción ciclista y en un peligro para usuarios y ciclistas despistados.

Desde el colectivo explican que la estructura elevada que se ha hecho en el carril bici para distinguir las paradas son un «error» porque se altera el recorrido y los ciclistas pueden desestabilizarse si van un poco distraídos. Bien concentrados suelen ir los que circulan por los carriles bici que se han construido en las medianas de las avenidas porque, según los expertos, suelen generar una sensación mayor de peligro al circular junto a los coches con unos bolardos de escasos centímetros de altura de separación. Sin embargo, desde el colectivo dicen que la distancia entre el ciclista adelantado por un coche es mayor que en el caso de que ambos fuesen por la calzada.

CONECTIVIDAD

El ayuntamiento incluye en la infraestructura ciclista las calles pacificadas a 30, además de las sendas ciclables, de manera que se pasa de los 136 kilómetros de carril bici a 229. Lo cierto es que circular en bici por las zonas pacificadas no acaba de convencer a muchos porque los coches no respetan esta velocidad, pero en muchos casos es la única manera que tienen las bicis para moverse. Desde Movilidad priorizaron la conectividad de cuatro zonas, como es el eje de Pedro Porter con Vía Hispanidad, el de las avenidas San Juan Bosco con Gómez Laguna y San Juan Bautista, el que une el paseo Tierno Galván con Parque Villa de Pau a través de las calles Neptuno, Zaragoza la Vieja y Puente Virrey y, por último, el que conecta las calles Bielsa y Cosuenda a través del paseo Longares.

Los ciclistas tienen varias demandas históricas entre las que destaca la posibilidad de circular por la traza del tranvía del Coso. Se trata de un punto muerto del centro de Zaragoza, ya que no hay opción -salvo que se de un gran rodeo- para circular pedaleando por esta zona.