«Estoy como una moto», les dice Pablo Casado a sus colaboradores para animarles y para animarse. El hipercandidato de esta campaña, el que condensa tres días en uno solo, el político que asegura que lleva 120.000 kilómetros a sus espaldas desde que fue elegido líder del PP, en julio, cree que es posible que su partido acabe despegando y las derechas, sumando. Pero necesita «un empujón»: que su partido suba del 19% de votos que le dan las encuestas al 23%. Lejos quedan las cifras de antes de Vox, cuando los populares se movían cómodamente por encima del 30%: en las generales del 2011 obtuvieron el 44,62% de las papeletas y en el 2016, el 33,27%.

Casado vive pendiente, como todos sus adversarios, de los trackings, esas encuestas casi diarias que los políticos encargan para saber en qué punto está su campaña y cómo afectan sus discursos a los electores. En estos momentos, según fuentes del PP, esos sondeos internos les colocan esta semana en torno al 19% de votos, muy lejos del PSOE (30%).

Ciudadanos y Podemos se mueven entre el 12% y el 13% y Vox, sobre el 11%. La conversión en escaños, continúan esas fuentes, no es nada halagüeña para ellos. La suma de las derechas no daría la cifra mágica de 176, para imponerse a Pedro Sánchez. No hacen la llamada cocina para traducir cada tracking a diputados, pero calculan que Casado no pasaría de los 80, Albert Rivera rondaría los 50 y Santiago Abascal, los 20. En cambio, si ese 19% de papeletas creciera hasta el 23%, explican, el reparto de parlamentarios por el sistema D’Hondt cambiaría el panorama y el PP podría alcanzar los 110 escaños y sumar con Cs y Vox.

SÁNCHEZ Y NOTRE DAME

En la dirección del partido defienden la derechización que ha llevado a cabo Casado. Se muestran contundentes a la hora de defender los duros ataques contra Sánchez. «A él también le llaman trifachita, incapaz, Salvini [por el radical ministro italiano] e incluso le gritaban ‘asesino’ en el 2004 [por Irak]», subrayan fuentes del PP. «Son matices de la campaña», responden cuando se les recuerda que Juan José Cortés, candidato en Huelva, ha llegado a asegurar que el líder socialista se sienta en la mesa con «pederastas». El miércoles, Casado comparó el incendio de Notre Dame con los «destrozos» que puede hacer el PSOE si sigue en la Moncloa. «Evitemos que arda esa prosperidad, esa libertad», clamó.

Sus asesores argumentan que si mantuviera un tono más moderado, «en vez de caer por debajo de 100 escaños, se habría desfondado hasta los 30» porque, entre Vox y Ciudadanos, Casado ha tenido que proteger a un PP «zombi» de la «tormenta perfecta».