La falta de referencias a la realidad concreta aragonesa en el discurso de Javier Lambán y la insistencia en fortalecer la unidad de España se recibió con evidente malestar entre las filas de CHA, socios junto al PSOE en el Gobierno de Aragón, pero de clara vocación autonomista. Hasta el punto de que marcaron distancias afirmando que «no todo el Ejecutivo» comparte esas impresiones.

El portavoz Gregorio Briz dijo que no le parecía «correcto» que se hubiera hablado más «de patriotismo español y de constitucionalismo» que de aragonesismo. Y la diputada Carmen Martínez aseguró que no están «nada de acuerdo» con el mensaje de Lambán. «Consideramos que ha estado en clave electoral y no ha actuado como un presidente de los aragoneses en un día tan importante», señaló. Está por ver si el enfado acabará afectando a las futuras relaciones en la DGA.

También causó estupor el contenido de la intervención del socialista en las filas de sus apoyos para la investidura. El líder de Podemos, Nacho Escartín, señaló que se había «olvidado» de Aragón. Y la diputada de IU, Patricia Luquin, manifestó que se había dado por agotada la legislatura al no haberse planteado «ninguna actuación, ni proyecto» al centrar sus esfuerzos en la crisis territorial.

El líder del PP en Aragón, Luis María Beamonte, consideró que lo vivido en el palacio de la Aljafería supuso perder «una gran oportunidad de hablar de Aragón» y de sus problemas y necesidades.

El presidente del PAR, Arturo Aliaga, fue más comprensivo con Lambán. «Aragón tiene mucho futuro pero si se hace logrando acuerdos», dijo. Algo similar a lo evidenciado por Ciudadanos, que consideraron el discurso como «absolutamente integrador». «Por fin se ha dado cuenta de que poco hacemos metiéndonos con Madrid, que hay que sumar, que nos sentimos aragoneses pero también españoles», aseguró la portavoz del partido, Susana Gaspar.