Primero las cosas claras: el machismo duele y mata y derribar el muro del patriarcado es una tarea tan necesaria como complicada. Ayer se destruyó en Zaragoza, aunque solo fuera de forma simbólica. En una plaza España abarrotada de mujeres y hombres se enumeraron, criticaron y cuestionaron las diferentes formas de ejercer el machismo, que son muchas, con motivo del Día Internacional contra la Violencia sobre la Mujer que tenía como lema Contra las violencias machistas, lucha feminista.

Como rezaban los carteles de ese muro del patriarcado de cartón que la Coordinadora Feminista levantó en pleno centro y que acabó destruido por los suelos, la violencia también está en el mundo laboral y se ejerce cuando se hipersexualiza a la niñas, por ejemplo, «en los anuncios publicitarios», o cuando se ve a la mujer «como un objeto con el que puede negociarse alquilando su vientre» o se castiga al que se sale de la «hetero norma como única forma de amor». El lenguaje también se las trae, porque «define la realidad» como también la «violencia sanitaria, económica y religiosa» que denunciaron las mujeres congregadas en la plaza, que recordaron la polémica sentencia de La Manada fruto de «justicia patriarcal» o también el caso de Juana Rivas.

Son solo algunos de los mensajes que ayer se gritaron a pleno pulmón en la plaza España entre aplausos y consignas feministas que resultan pegadizas pero que están cargadas de simbolismo. Patriarcado y capital, alianza criminal; Mi vida, mi cuerpo, mi forma de follar no se arrodilla ante el sistema patriarcal se corearon a ritmo de batucada por el paseo Independencia hasta llegar a Paraninfo, donde terminó la manifestación convocada por el Movimiento 8M. A lo largo del recorrido se repitieron cánticos que no suenan a nuevo como Nos queremos vivas o La calle, la noche, también son nuestras pero que siguen sin comprenderse, y eso que el mensaje es bastante claro y sencillo. Así que, aunque repetidos hasta la saciedad, si algo quedó claro ayer con otra mujer asesinada a manos de su pareja en Monzón, es que hay que seguir gritándolas y que el Día Internacional contra la Violencia sobre la Mujer y el movimiento feminista son necesarios (más información en página 26).

AVANCES / El 8 de marzo marcó un antes y un después, reconoció Josefina Musulén, portavoz de la Coordinadora Feminista, «porque consiguió crear conciencia social, algo imprescindible» y explicó que «solo cuando el maltratador se vea acusado y dejemos de mirar a otro, entraremos en vías de colusión y de poder acabar con el maltrato». Avances ha habido, sino que se lo pregunten a Manuela Sánchez, que con más de 80 años a sus espaldas miraba asombrada la manifestación desde un rincón del paseo junto a su marido Santiago Gimeno. Manuela, envidiosa de «los tiempos de ahora», porque cuando era joven «no podía salir de casa sola» porque «la gente habría pensado que era una prostituta», explicó su marido.

Durante el recorrido de la marcha se recordó a las mujeres víctimas de la violencia machista y se emitieron audios de diferentes medios en los que se informaba de las muertes. En ese instante el silencio del paseo Independencia solo se rompió para gritar «Basta» y «Vivas». Ya en el edificio Paraninfo se clamó por la igualdad y por luchar por los derechos de la mujer que en algunos colectivos se encuentra con más problemas, apuntaron desde el 8M.

En Huesca y Teruel también protestaron por la desigualdad y el machismo y advirtieron que «si tocan a una, nos tocan a todas, y respondemos todas».