Las heridas del entorno del ganadero José Luis Iranzo y los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Caballero volvieron a abrirse ayer, cuando se cumplió el primer aniversario de su asesinato a manos de Norbert Feher, alias Igor el Ruso, cuya pista perdida tras un reguero de crímenes en Italia reapareció en Teruel. Cientos de personas participaron en los homenajes a las víctimas en Andorra, donde ocurrieron los asesinatos, y en Calanda, de donde era Romero. De hecho la casa de la cultura de la localidad lleva desde ayer el nombre del agente.

La fecha no era lo de menos, porque, como explicaba Luis Manuel Alquézar, portavoz de la plataforma Siempre Iranzo, «conforme se acerca, te retrotrae al momento en que nos avisaron, te vuelve todo. Y lo malo es que un año después estamos igual. El asesino sabemos quién es desde el minuto uno, y no contemplamos otra cosa que el que se le condene a no salir de la cárcel en toda su vida. Pero además hay muchas preguntas que nadie ha explicado sobre por qué no se avisó a la gente, nadie ha entonado el más mínimo mea culpa, y un año después estamos igual en eso», lamentaba.

Esta es la idea en la que coinciden los vecinos y allegados de las víctimas, los cientos que participaron ayer en una marcha desde el paraje de El Ventorrillo -donde Igor el Ruso desvalijó una casa antes del crimen- hasta el Mas del Saso, propiedad de la familia Iranzo, donde ocurrió el tiroteo mortal. Allí tuvo lugar el homenaje, con una lectura de manifiesto y el encendido de velas en recuerdo de las tres víctimas.

Con el recorrido, explicó Alquézar, pretendían conseguir «no solo el apoyo de la gente, que eso siempre lo hemos tenido, sino que sintieran el abandono al que tuvieron que verse sometidos las víctimas en el lugar. Y también la gente, que estuvo estos días trabajando sin que nadie les avisara de que al lado tenían a un asesino, algunos a escasos 20 metros, según hemos sabido luego», exponía.

La falta de previsión y aviso, considerando que nueve días antes Feher había disparado con una pistola a dos vecinos de Albalate del Arzobispo, hiriéndoles de gravedad, fue una queja desde el primer momento y, un año después, no ha tenido una explicación satisfactoria.

No la ha tenido ni en el seno del cuerpo, en la Asociación Unificada de Guardias Civiles, (AUGC), personada como acusación particular. Como explicaba su portavoz en Teruel, Cristóbal Soria, «somos más críticos con lo que no se hizo que con lo que se hizo. Del operativo se puede criticar que un agente tuviese que ir con un chaleco propio y otro con uno que no era de su talla, que se enviase a agentes en prácticas, que faltasen medios... pero en lo que verdaderamente no se hicieron los deberes es en que no saltaran las alarmas después de que hubiese un tiroteo con arma corta el día 5 en el que casi mueren dos personas, con una munición de calibre 9,21 que es propia de Italia. Que no se enviasen fuerzas especiales entonces... con eso sí somos críticos», exponía el guardia civil.

También el abogado de la viuda de Víctor Romero y de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), Jorge Piedrafita, señalaba que es difícil asumir que, como se supo luego, la Unidad contra la Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional tuviese información de la posible presencia de Feher en España y estuviese con una delegación de Carabinieri italianos en Málaga, y no hubiese comunicación entre cuerpos que pudiera haber puesto antes sobre la pista a la Guardia Civil respecto a la peligrosidad del ladrón armado que merodeaba por la zona.

CALANDA

Tras el homenaje celebrado en Andorra, la familia de Víctor Romero también le rindió tributo en Calanda, su localidad, a la que agradecieron el detalle de poner su nombre a la casa de cultura. Fue su hermano Óscar, también guardia civil, el encargado de leer el manifiesto en el acto de homenaje en el que se descubrió la placa.

En su discurso dejó claro que el sentimiento de la familia es calcado al del entorno de Iranzo. No solo de rabia y desprecio hacia el «asesino atroz», sino de incomprensión ante el hecho de que «las explicaciones no han cambiado y las responsabilidades siguen sin aparecer».

Tampoco les ayuda la larga instrucción judicial de Alcañiz, en la que ya van dos cambios de jueza. «El tiempo no avanza, nos sentimos igual de desamparados por la justicia que hace un año. Todo son negativas y puertas cerradas para intentar avanzar con las investigaciones. Y, a día de hoy, la única sensación que tenemos es que la justicia no es igual para todos». Romero lamentó también en su intervención que las familias tengan que aguantar declaraciones como que en el Bajo Aragón «se magnifica todo».