La llegada del 2015 conllevará en España un apagón analógico cinematográfico. O lo que es lo mismo, dejará sin películas de estreno a todas aquellas salas que no renueven sus viejos equipos de proyección y adquieran otros digitales. Y aunque el Gobierno de España convocó unas ayudas, dotadas de 31.321,28 euros, para apoyar las inversiones en digitalización y accesibilidad de salas de exhibición cinematográfica, y, en teoría, tres de cada cuatro salas españolas ya están digitalizadas, el cine en el mundo rural está sufriendo la situación de manera más sangrante y vive situaciones dispares.

Así, el Salón Blanco de La Almunia de Doña Godina cerrará sus puertas definitivamente hoy domingo, por la imposibilidad de la parroquia del municipio, a la que pertenece la sala, de adaptarse al proceso de digitalización, ya que desde el 1 de enero dejarán de producirse películas en celuloide y en unos meses cesará la distribución de cintas en este formato. La Asociación Florián Rey, que organiza el festival de cine en la localidad, y el ayuntamiento están buscando una solución que es complicada ya que el consistorio no es el propietario del local, por lo que no puede invertir en él. De esta forma, La Almunia se quedará sin cine el 1 enero, a expensas de que alguien lo solucione más tarde o más temprano.

LUGARES HISTÓRICOS

Pero esta situación no afecta solo a las modestas salas rurales de los municipios aragoneses sino que cines históricos como el Eliseos de Zaragoza, el más antiguo de la capital aragonesa, cerró el pasado mes de agosto, con fecha incierta de reapertura, para llevar a cabo el proceso digital, un asunto fundamental para la continuidad de las salas que quieren seguir proyectando los últimos estrenos.

La digitalización marca así el futuro de muchos cines, sobre todo en el mundo rural, por lo que los municipios que han podido disponer de recursos económicos se han apresurado a cambiar sus proyectores y adaptarse a la nueva era digital. Un buen ejemplo es Calatayud, donde el pasado viernes volvió a proyectarse cine en el Teatro Capitol después de su reconversión tecnológica. Tras una década de parón, las proyecciones cinematográficas regresaron a este enclave cultural bilbilitano después de modernizar sus equipos.

El caso bilbilitano es el más reciente en este proceso de adaptación pero otros como los de Tarazona o Alcorisa ya se pusieron manos a la obra hace unos meses. El municipio turiasonense garantizó la continuidad del cine en el Teatro Bellas Artes a finales del pasado febrero con la compra de un nuevo proyector digital. Un cambio que supuso para el consistorio una inversión de 50.000 euros. Con este cambio, que consigue un abaratamiento en las copias digitales, es posible la llegada de más películas de estreno a la localidad.

El cine de Alcorisa también se puso manos a la obra el pasado mayo porque, según Toribio Ros, miembro de la junta directiva de la Asociación Peña Club Paraíso Caracas, propietaria desde su inauguración en 1982, "nos encontramos que en los últimos tiempos, cada año, había menos películas en 35 mm". De esta manera, indicó que se les presentaba una disyuntiva: "Teníamos que cerrar la sala o introducir un sistema digital". Así, de mayo a octubre se vieron obligados a cerrar la sala para cambiar todo el sistema de cámaras y de sonido. En la adaptación invirtieron 60.000 euros que fueron aportados por los mil socios de la peña, el ayuntamiento y la Diputación Provincial de Teruel. Ahora, tres meses después, reconocieron estar "muy contentos", ya que "estamos pasando películas de estreno que hace un mes se han presentado en Zaragoza o en los principales cines". Añadió además que ahora "la asistencia es importante si la comparamos con el final de la época de 35mm". En este caso, la inversión es más que rentable.

EL CINECLUB ALTERNATIVO

En la otra cara de la moneda, otras salas aragonesas han tenido que cerrar sus puertas de forma permanente por la imposibilidad de invertir en el proceso de digitalización. Así, en la provincia de Teruel, otros cines como el de Andorra, Alcañiz o Valderrobres no han corrido la suerte que los anteriores.

Otro modelo alternativo al cierre definitivo de las salas que no se adapten digitalmente es la creación de cineclubes gestionados por el ayuntamiento o por asociaciones locales. Es el caso del cineclub de Hecho que funciona desde hace cuatro añoS con el objetivo de "acercar el cine a todo el mundo", según explicó Ana Hernández, una de los cuatro voluntarios que lo gestionan, ya que para poder disfrutar de los últimos estrenos cinematográficos los habitantes del municipio tienen que recorrer alrededor de 60 kilómetros hasta Sabiñánigo.

En Hecho se siguen proyectando películas pero siempre después de que se distribuyan en DVD --es decir, al menos seis meses después de su estreno en las salas de cine-- y bajo una licencia específica muy costosa económicamente. Cada sesión cuesta dos euros y Hernández reconoció que "es dificilísimo conseguir licencias, sobre todo de películas españolas" ya que destacó que piden "mucho dinero" que el ayuntamiento oscense no puede asumir.

El capítulo del presente año 2014 es inminente y como lo es el apagón analógico y la entrada de la arrolladora era digital en el cine para quedarse. Algunos cines han tenido y tendrán que cerrar sus puertas, otros han invertido en la modernización y muchos otros se resisten a pasar el capítulo analógico de la historia del cine sacrificando la inmediatez de los estrenos y proyectando películas a un ritmo más lento.