El director general de Carreteras del Gobierno de Aragón, Gonzalo López Pardos, vaticinó ayer que en un plazo de seis u ocho años se producirán "problemas" en distintos puntos de la red viaria del entorno de Zaragoza.

Dentro de un ciclo de conferencias organizado por la Asociación para el Desarrollo Estratégico de Zaragoza y su Area de Influencia (Ebrópolis) bajo el título Espacio Accesible , López Pardos indicó que en estos momentos resulta necesario llevar a cabo un estudio informativo dentro del nuevo Plan de Carreteras para dar una solución concreta a las saturaciones que puedan producirse en el tráfico de determinadas zonas de la capital aragonesa.

A su juicio, entre los puntos que sufrirán mayores conflictos figuran el tramo de la A-2, entre la N-232 y La Puebla de Alfindén; el enlace del cuarto cinturón con la N-232, al oeste de Zaragoza; los empalmes de la A-2 con el cuarto cinturón, a la altura del barrio zaragozano de Santa Isabel, y con el tercer cinturón, en la prolongación de la calle Alcalde Caballero; y la autovía que une Zaragoza y Huesca, entre el enlace del nuevo acceso hacia el tramo este del cuarto cinturón y el ramal sur de la localidad de Villanueva de Gállego.

Además, otra de las zonas que según el experto del Gobierno aragonés podría padecer mayores problemas sería el entorno de la Plataforma Logística de Zaragoza (Pla-Za), que ha vivido un importante desarrollo y requiere de unas infraestructuras que den un servicio adecuado al número creciente de industrias que se instala en la zona.

Por estos motivos, López Pardos apuntó la necesidad de facilitar la continuidad de la Nacional II y del eje del Ebro sin incidir en el propio propio entorno de la capital aragonesa, al igual que la del eje Norte-Sur de Aragón --tanto en dirección a Huesca como a Teruel-- y de fomentar la fluidez de los itinerarios con mayor densidad de tráfico. Igualmente, consideró una cuestión prioritaria que se impulse la creación de un quinto cinturón.