Nadie quiso poner la voz discordante. Todo eran sonrisas y buenas palabras en público, aunque a más de uno se le hacían los ojos chirivitas al ver la composición de la mesa congresual. "Parece la Alianza Popular del 83. Dan la misma foto", apuntaban varios correligionarios de Atarés.El resentimiento hacía mella en más de un corrillo. "El enfrentamiento no se ha cerrado y entre las familias

, ni se fían. Con esta ejecutiva, el partido va a entrar en barrena", reflexionaba un cargo popular.El malestar no iba con José Ignacio Senao, que no cabía en la camisa. Para él se había inventado un consejo asesor que le encumbra a adjunto al presidente, a barón

del partido. Como antaño. Gustavo Alcalde estaba tan satisfecho que se quitó la chaqueta nada más entrar al salón de la Feria. Eso sí, pidió disculpas.A Atarés no había quien le restañara las heridas. Ni su hermano Vicente, del que no se separó en toda la tarde. Las muestras de cariño eran múltiples para él, para la nueva ejecutiva y para la estrella venida de Madrid. Acebes hizo suspirar a más de una popular, que eran escasas entre el público. Más de uno se durmió en los discursos. Todo estaba atado de antemano.