CiU conminó anoche a Pasqual Maragall a resolver "deprisa" y de acuerdo "con las fuerzas catalanas" la "grave crisis política" de Cataluña. La federación, que reunió de urgencia a su ejecutiva, exigió una solución antes del 14-M y, en este sentido, advirtió de que no se quedará de brazos cruzados viendo como "la situación se deteriora más".

La ejecutiva de CiU acordó solicitar un pleno extraordinario del Parlamento catalán para abordar la crisis y, en este sentido, reiteró la oferta que, horas antes, había formulado Artur Mas. El jefe de filas de CiU propuso a Maragall encontrar, "entre todos, sin excluir a nadie" y "por el medio que sea", una salida que dé "estabilidad y seguridad" a Cataluña.

Jordi Pujol juzgó de "extrema gravedad" que ETA instrumentalice Cataluña para objetivos terroristas y, en referencia a ERC, opinó que "ninguna fuerza catalana hubiera tenido que ayudar". Pero, a la luz de la situación actual, abogó "por cortar de raíz todo lo que pueda contribuir a que Cataluña sirva de excusa para las políticas que no buscan su interés", sino que "le hacen un daño gravísimo".

El presidente del Partido Popular de Cataluña (PPC), Josep Piqué, dio ayer las órdenes pertinentes para que la formación rompa los pactos municipales que hasta ahora mantenía con Esquerra Republicana en cinco poblaciones. El líder del PP consideró, asimismo, "esotérica" la propuesta del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, de ampliar el pacto antiterrorista a todas las fuerzas democráticas y consideró que el tripartito "no puede durar ni un minuto más". Piqué advirtió que Maragall no debería esperar "las llamadas de (José Luis Rodríguez) Zapatero" para exigir la salida de ERC porque, de lo contrario, estaría desprestigiando la presidencia de la Generalitat. Aun así, Piqué tendió la mano a Maragall para, llegado el caso, asegurarle el apoyo de su grupo parlamentario a un Gobierno en minoría.

Por otra parte, en las filas de ICV-EUiA, tercer partido que conforma el tripartito, existe la convicción de que el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, no puede volver al gobierno de ninguna forma y que su presencia en el ejecutivo es una "amenaza constante" a la estabilidad del gobierno catalán.