El partido de Albert Rivera pasó de la desilusión al inicio del recuento, tras constatar que no consigue adelantar al PP, a la alegría desbordada por haber logrado sumar con las derechas para conquistar dos plazas clave: el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

Los liberales comenzaron la jornada con malos presagios. Fueron terceros en los comicios europeos, tras PSOE y PP. Consiguieron siete parlamentarios, cinco más que en el 2014, pero lejos de los 12 alcanzados por su gran adversario en esta cita, Pablo Casado.

La primera sensación es que se malograba lo conquistado en las generales. El 28-A se quedó solo 220.000 votos por debajo del PP, ahora esa brecha se ensancha a más de un millón y medio. Rivera no logra situarse como líder de la oposición, algo que podría dar cierto aire a Pedro Sánchez, que se vería menos obligado a abrir la puerta del Gobierno a Pablo Iglesias con un Cs no tan empedrado. En abril, había conseguido sobrepasar al PP en tres autonomías (Madrid, Aragón y Baleares), lo que disparó unas expectativas para esta nueva llamada.

Y el marcador dio la vuelta con los resultados en los territorios importantes. En una de las plazas más icónicas, el Ayuntamiento de Madrid, suman con PP y Vox, y arrebatan la alcaldía a Manuela Carmena (Más Madrid), en un recuento de infarto. Es uno de los lugares de mayor aumento en la representación de Cs, donde pasan de 7 concejales a 11, pero aun así no superan al PP, con 15 ediles.

El resultado volvió a repetirse en la Comunidad de Madrid, donde Cs se sitúa también por detrás de los populares, pero logra sumar con estos y con Vox. En las elecciones de abril, los de Rivera habían adelantado a los conservadores por 86.000 votos en esta autonomía. Ahora pierden esa posición pero amarran un gobierno clave que la izquierda acarició durante casi toda la noche.

RIVERA, PLETÓRICO

Está por ver ahora el reparto de la presidencia de la comunidad y la alcaldía en las negociaciones. La alcaldable, Begoña Villacís, defendió a su partido como «el dique de contención» contra los populismos. Pletórico, Rivera se enorgulleció de que Cs «va a gobernar comunidades» y en las próximas urnas «gobernará España». Los liberales serán llave del ejecutivo en otros territorios, como en Castilla-León, bastión histórico del PP. Esa posibilidad se repite en también en autonomías como Murcia y Aragón.

En el ayuntamiento de Barcelona, Manuel Valls solo consiguió sumar un concejal más, el sexto. Ciudadanos fracasó en su intento de dar la sorpresa con la plataforma transversal de Manuel Valls en la capital catalana. Tal como indicaban las encuestas de los dos últimos meses, han pasado de ser el tercer grupo al cuarto de dicho Consistorio.