Es seguro que habrá fichajes en el mercado invernal y cada vez parece más factible que se produzca una pequeña revolución que el director deportivo, Lalo Arantegui, rechazó en la rueda de prensa en la que anunció la contratación de Lucas Alcaraz. Las cosas han cambiado y todo ha ido a peor, así que el plan inicial ha saltado por los aires.

Además, Víctor Fernández también habría dejado claro a la entidad la necesidad de acometer varias incorporaciones para asumir con garantías el reto de dejar al equipo en Segunda. Sin embargo, la entidad advierte de que esa tarea topa de bruces con un gran escollo: la falta de liquidez. No hay dinero para fichajes y todo deberá acometerse con el dinero que dejen de percibir los jugadores que encuentren una salida.

Así, el Zaragoza cuenta con Linares, que ya ha dicho al Reus que su único deseo es recalar en enero en el club aragonés y, de este modo, cumplir su sueño de jugar en el primer equipo de su tierra. En todo caso, la nueva situación en el club tarraconense, que ha comenzado a pagar lo que adeudaba a los futbolistas, obliga a esperar.

Otro objetivo factible es Chechu Dorado, también de 36 años. El central andaluz quiere volver al Zaragoza, en el que estuvo cinco años aunque nunca en el primer equipo, pero su fichaje depende de encontrar una salida a Bruno Perone.

Con esos dos fichajes se pretende dotar a la plantilla de una dosis extra de identidad. Linares y Dorado garantizan experiencia, solvencia y, sobre todo, compromiso, virtudes que se consideran esenciales para saldar con éxito la empresa de salvar al equipo del descenso y escalar hacia la zona tranquila de la tabla.

Pero podría haber más fichajes. En el club se insiste en que todo estará en función del número de salidas que se puedan llevar a cabo, pero el Zaragoza comienza a asumir la necesidad de afrontar hasta cuatro incorporaciones en total. Además de Dorado y Linares podría llegar un centrocampista y otro delantero.