El comandante de la Guardia Civil que fue denunciado el pasado domingo junto a otras tres personas como presuntos autores de la caza ilegal de dos sarrios en la reserva de Viñamala fue durante varios años el máximo responsable del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Ciudad Real. Según informaron a EL PERIODICO DE ARAGON fuentes de la Guardia Civil de esa provincia, el furtivo es H. U., actual tercer jefe de la Comandancia de Ciudad Real.

Dichas fuentes explicaron que ejerció durante unos tres años como segundo jefe accidental de la Benemérita en Ciudad Real, un período durante el cual actuó como responsable del Seprona, de la Brigada de Información y de la Unidad de Policía Judicial. Ascendió temporalmente a ese cargo porque el puesto de jefe de la Comandancia de Ciudad Real estaba vacante, de manera que tuvo que ocupar el puesto de su superior, que a su vez pasó a ser jefe de la Guardia Civil en la provincia hasta que se cubrió la plaza.

Curiosamente, las fuentes consultadas añadieron que el denunciado fue el "principal artífice" de que se abriera un expediente a un cabo del Seprona que, a su juicio, "no era idóneo para desempeñar el cargo debido a sus intereses con la caza".

"Los hechos ocurrieron hace unos tres años. El agente, que lleva quince años en el Cuerpo y siete en el Seprona, instruyó diligencias contra la Delegación Provincial de Agricultura porque había detectado un trato de favor con los dueños de una finca que realizaban cortes de caminos y de ríos ilegalmente. Investigó el caso porque varios colectivos se lo solicitaron. Y poco después comenzó su calvario", afirmaron los agentes.

Según el relato de estos guardias civiles, el comandante, a su llegada a la Comandancia de Ciudad Real, "entabló amistad con los propietarios de la polémica finca, donde solía cazar". "Allí sólo se caza por invitación. Y ése fue el inicio de los problemas. Intentaron actuar contra el cabo varias veces e, incluso, un particular lo denunció aunque luego admitió que lo había hecho por influencia del comandante. Todo eso quedó en agua de borrajas, hasta que el pasado mes agosto le abrieron un expediente por el que se le acusaba de no tener idoneidad para el cargo por sus intereses con la caza y su soberbia en el trato. El agente tenía una opción de caza en el pueblo de su mujer, que pagaba pertinentemente", apuntaron.

En el expediente, también se le recriminó que denunciara "de manera muy severa a personas que tenían alguna amistad con jefes anteriores de la comandancia y, en la actualidad, mantienen esa relación".

Desde entonces, el cabo se encuentra de baja psicológica y ha pedido en vano audiencias "con el general jefe de Castilla La Mancha y con el director general de la Benemérita, entre otros".