La de ayer es la segunda ocasión en la que el exgerente de Plaza, Ricardo García Becerril, hace referencias en una declaración judicial al exviceconsejero de Obras Públicas de la DGA y exconsejero delegado de Plaza, Carlos Escó. La anterior fue el pasado 15 de agosto, cuando la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal) del Cuerpo Nacional de Policía lo puso a disposición del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza tras ser detenido, por orden de la Fiscalía Anticorrupción, en la redada que dio origen a la pieza principal del caso Plaza, que hoy tramita el Juzgado de Instrucción número 1. En aquella ocasión dejó claro que tenía diferencias con aquel: "Con Carlos Escó tuve muchos conflictos desde el principio" y "no estaba de acuerdo con su forma de gestión", respondió a preguntas del fiscal José Grinda. El exgerente, que ocupó ese puesto entre el 2001 y el 2011, anotó que "daba cuenta de su gestión al consejero delegado" hasta que este dejó la empresa a principios del 2010. "El control de Escó era distinto (al de su sucesor, José Luis Murillo), sobre todo en la preparación de los consejos de administración", dijo. "También le informaba sobre ventas y finanzas y la marcha de la obra, aunque no de forma detallada", declaró, así como "sobre las modificaciones", aunque "las explicaciones las daba el declarante personalmente de forma oral apoyándose en un power-point". En esa comparecencia, Ricardo García Becerril también se refirió a la tramitación de las certificaciones de obra en la plataforma logística: "Desde el principio las firmaban (Miguel Ángel) Pérez (director técnico de Plaza) y el declarante", el cual "nunca rechazó ninguna certificación porque para que las firmara tenía que estar previamente la firma de Pérez".