Rebeca Santamalia, de 47 años, fue asesinada el jueves por José Javier Salvador, el hombre al que defendió como abogada por el asesinato de su esposa en La Puebla de Híjar, en el 2003, y con el que había mantenido una relación sentimental en el último tiempo. El autor de este crimen machista, de 50 años, se tiró al vacío desde el nuevo viaducto de Teruel. La muerte de esta mujer conmocionó a la sociedad aragonesa en general y, especialmente, a sus compañeros de profesión.

El hallazgo del cadáver se produjo pasadas las 4.00 horas en el interior del domicilio que la familia del asesino tenía en el número 21 de la calle Pradilla, en el zaragozano barrio de San José. El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón la encontró con un profundo corte en el cuello.

Fue el trágico final de una búsqueda por desaparición que activó el esposo de Rebeca Santamalia. Sobre las 21.00 horas del jueves, era él quien llamaba a la sala del 091 del Cuerpo Nacional de Policía para mostrar su preocupación ante la ausencia en el hogar de su esposa, algo que no era normal. Tampoco atendía a su teléfono móvil.

RAPIDEZ

Una llamada que no pasó inadvertida para los agentes, que rápidamente activaron un protocolo de búsqueda. La creencia de esperar 24 horas para denunciar una desaparición es, según los especialistas en esta materia, contraproducente para resolver los casos. Los investigadores contactaron con el entorno más cercano de Rebeca para saber si sabían de su paradero.

Fue su hermana la que reconoció que había estado con ella comiendo e informó de que mantenía una relación sentimental con una persona, José Javier Salvador Calvo -que actualmente se había cambiado el orden de los apellidos tras su salida de prisión por matar de 11 disparos a su mujer y madre de sus tres hijos- y que tenía ciertas sospechas sobre él.

Rápidamente la Policía puso el foco sobre él y trató de averiguar dónde se podía encontrar. En un primer momento fueron a un piso, en Tenor Fleta número 90, que había alquilado en el año 2015, cuando consiguió la libertad condicional a pesar de los informes desfavorables de Instituciones Penitenciarias. Era el domicilio en el que figuraba oficialmente empadronado, si bien hace unas semanas su casera había roto el contrato por su carácter conflictivo. Él le reprochaba unos problemas con una caldera que le obligaba a ducharse en el gimnasio. Unas gestiones en las que José Javier Salvador era representado por la víctima.

Tras esa gestión infructuosa, los agentes trataron de averiguar si José Javier Salvador Calvo tenía familia en Zaragoza. Contactaron con una mujer, su hermana, que se desplazó hasta el lugar del crimen sobre las 4.00 horas, produciéndose el trágico hallazgo.

Paralelamente, sobre las 00.20 horas, una patrulla de la Policía Nacional vio a un hombre caminar por el viaducto nuevo de Teruel y cuando fueron detrás de él se lanzó al vacío. No llevaba documentación, pero sí unos 1.000 euros en efectivo en el bolsillo. Al cotejar las huellas vieron que era José Javier Salvador y que estaba relacionado con la comunicación interna policial por una desaparición. Hasta allí se había trasladado en su propio vehículo, el que empleaba en su trabajo como albañil tras conseguir la condicional. En el 2021 iba a quedar definitivamente en libertad.

AUTOPSIA

El cadáver de la primera víctima de violencia machista en lo poco que lleva de año en Aragón fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), donde se le practicó la autopsia. Según fuentes consultadas por este diario, Rebeca no pudo defenderse de su agresor, quien ejerció gran brutalidad en la agresión. Recibió varios golpes en la cabeza, además de la puñalada en el cuello. El caso recayó en el Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragiza que en los próximos días tendrá que inhibirse a favor de uno de Violencia de Género que decretará el archivo de la instrucción, ya que el autor de este crimen no puede responder penalmente.