Cuando se intenta educar a los hijos en la tolerancia, la no violencia y la solidaridad y, por desgracia, se topa con un caso de acoso escolar, el conflicto es doble. Por un lado, el niño siente que todo lo que le han inculcado se viene abajo y, por otra parte, los padres dudan de si el camino elegido es el correcto. Antes, estos casos, que existían, eran "cosas de niños". Ahora pueden alcanzar incluso tintes dramáticos. Y hay que atajarlos, pero no ocultarlos. *Periodista