El Anuario de Estadísticas Culturales que publica todos los años el Ministerio de Cultura encendió las alarmas. El consumo cultural en Aragón se había desplomado en el 2017 un 14,6% lo que convertía a la comunidad en triste líder de un ranking con más connotaciones negativas que positivas. Y ese es el dato alarmante, no tanto la caída (que está incluída en una tendencia global en casi todas las comunidades) sino la importancia de la misma de la que es difícil adivinar las causas si tenemos en cuenta que buena parte de los valores si desgranamos las cifras por libros, música, cine y teatro se han mantenido muy similares a los de otros años.

El consumo cultural en Aragón en el 2017, según el citado anuario, se situó en 287,6 euros por persona, lo que lo colocó por quinta vez desde 2004, años en el que empezaron a calcularse estos datos, por debajo de la media nacional que fue ese 2017 de 288,6 euros. Aragón ha caído hasta la décima posición en términos absolutos. Lejos queda ese 2004 donde Aragón estaba al alza y en los puestos de cabeza de la clasificación en gasto cultural por persona (ocupaba la cuarta posición global solo por debajo de País Vasco, Madrid y Navarra).

CIFRAS GLOBALES

En España, a lo largo de ese 2017, se gastaron 13.298.400 euros en cultura (que incluye teatro, cine, música, libros e incluso algunos dispositivos tecnológicos), algo más de 800.000 euros menos y es que en todas las comunidades menos en Murcia y Navarra el gasto disminuyó. En Aragón, lógicamente teniendo en cuenta el descenso porcentual, la caída fue destacada situando en 64,4 millones de euros, algo que no se puede separar de las malas cifras de empleo cultural ese mismo 2017 puesto que la bajada de la recaudación es la primera señal de que la sostenibilidad de un empleo cultural empieza a complicarse.

Volviendo al consumo por habitante, si se echa un vistazo a la serie histórica, el momento actual lejos de verse con mejor perspectiva se agrava. Solo en el 2004 (260,5), en el 2005 (275,5) y en el 2015 (275,9) la cifra es inferior cuando la crisis había hecho estragos en la población mientras que, en los años de bonanza económica antes de que estallara la crisis, Aragón presenta sus mejores cifras de gasto como es lógico suponer. En el 2008, año de la Expo, cada aragonés se gastó en ocio cultural 359,9 euros, una cifra que subió hasta los 373 durante el año siguiente. El 2010 aún aguantó el tirón con 359,5 euros pero ya los años siguientes el gasto empezó a disminuir de manera clara acorde al momento que se estaba viviendo.

Es cierto que la serie tampoco ha seguido una línea muy predecible, una variación a la que no ha escapado en los últimos años. Como prueba es que en el 2015, cada habitante de la comunidad dedicó a la cultural 275,9 euros mientras que solo un año después la cifra se fue hasta los 336,9 euros mientras que este año ha vuelto, en ciera medida, a las cifras anteriores con 287,6 euros.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta en las cifras que ofrece este Anuario de Estadísticas Culturales se refieren a la cultura denominada clásica. Es decir, es un hecho que los patrones de ocio cultural están cambiando y no quedan reflejados en este estudio. Un ejemplo claro es la proliferación de plataformas que mediante streaming ofrecen series y películas para poder disfrutar desde tu propia casa sin que ese consumo, por el momento, esté incluido en el anuario. En cualquier caso, lo que sí está claro es que no es una buena noticia para la comunidad aragonesa liderar el descenso de consumo cultural.