Un año después de ponerse en marcha la cota cero en la calle Don Jaime I, en pleno centro de la capital aragonesa, los encargados de muchos de los negocios que ahí se encuentran han valorado la situación que han vivido durante estos meses y el resultado de este plan que tomó el anterior equipo del Ayuntamiento de Zaragoza.

Muchos fueron los carteles que el pasado año se podían ver en la mayoría de los comercios pidiendo la paralización inmediata de las obras de elevación de la calzada, al igual que otros la veían con buenos ojos o incluso con indiferencia. Las opiniones un año después siguen igual de variadas, pero si en algo tienen que coincidir, es en el alivio que les ha dado el que no se haya convertido en una calle peatonal como la calle Alfonso.

TEMORES CONTINUADOS

Uno de los mayores miedos más repetido entre los comercios era la eliminación al tráfico, lo que supondría, según Miguel Ángel Garcés, encargado de la zapatería Bogar, «un 30% menos de las ventas». «Por más que los políticos digan lo contrario, está comprobado que en las calles peatonales las ventas caen horrorosamente», sentenció.

La encargada de una de las panaderías de la calle destacó que «afortunadamente» no se había llevado a cabo la eliminación del tráfico debido a que solo se encontraba restringido al servicio público y residentes, por lo que no les había afectado «ni para bien ni para mal».

Una vez ya terminada y viéndola activa en plena hora punta de la mañana, el encargado de uno de los estancos de la zona, Salvador, afirmó que era una calle «muy bonita» y que daba «muchas más opciones sobre todo en las fiestas». Salvador también explicó como tenía más clientela debido a que se trataba de una calle «medio peatonal y con posibilidad de coger un taxi, no como ocurre en la calle Alfonso». Una vez más, insistió en que si se hubiera eliminado la circulación del servicio público, a autobuses o taxis, se hubieran «quejado muchísimo».

Esto último no llegó a pasar y por eso Salvador halagó la nueva imagen de esta calle tras el lavado de cara sufrido y que, gracias a ello, había «ganado mucho» porque la gente podía ir «más tranquila paseando y los fines de semana se nota mucha más gente» en comparación con años anteriores.

Jorge Azcón recalcó el pasado día 22, que el nuevo Gobierno municipal «no quiere eliminar el plan de cota cero» establecido por el anterior Ejecutivo de Zaragoza en Común (ZeC), sino que «las partidas presupuestarias destinadas a arreglar las calles y a reducir barreras arquitectónicas se gasten exactamente en eso y no en los planes de cota cero».

Muchas de las quejas que pusieron por aquel entonces, tanto los residentes como los encargados de los establecimientos, era el miedo a las posibles inundaciones que iban a sufrir si se producía una tormenta que dejara varios litros de agua. Hace unas semanas esto ya se vivió y no se tuvo que destacar ningún incidente por ese motivo. A pesar de esto, a día de hoy sigue habiendo un pequeño temor a que esto ocurra y afecte negativamente a los comercios.

Según Miguel Ángel, «la cota cero es un poco peligrosa a nivel de tormentas que se puedan producir con lluvias fuertes, que conllevan que el agua vaya más libre y pueda entrar más fácilmente en los comercios, en los bajos y en los garajes». Para comprobar si tenían razón en su momento o no aquellos que pusieron en duda la nueva estructura de la calle respecto a este tema, habrá que seguir esperando.