La crisis ha afectado a los bolsillos de muchos. Y, en consecuencia, a su alimentación. La cesta de la compra cada vez se reduce más, se revisan al detalle los precios y se eliminan determinados productos. Las juntas de distrito y asociaciones vecinales, ante este problema que va en aumento, se han convertido en una especie de supermercado y comedor que trata de salvar esta brecha y proporcionar una comida al día. Los menores son su principal preocupación por su alta vulnerabilidad.

En el último año en Zaragoza han surgido cuatro iniciativas que, acompañadas de las ayudas de las instituciones públicas, proporcionan alimentos.

El distrito Actur puso en marcha el verano pasado un comedor para menores Actur en riesgo de exclusión social. Encabezado por el presidente de la junta, Carmelo Asensio, concejal de CHA, se dio de comer en el centro de mayores a 47 niños de 3 a 15 años durante el mes de julio. Fue incluído en las colonias de julio socio-educativas del centro de tiempo libre Sin Mugas, de la Asociación Mancala. Este año ocurrirá lo mismo. 40 de los 85 chavales irán a este comedor. También acudirán los de la Asociación Os Mesaches.

Este año se repite, pero con cambios. Comienza antes, el 23 de junio, habrá más niños, alrededor de 70, y se invertirá más dinero, más de 4.000 euros frente a los 3.000 del 2013. Supervisado por los centros municipales de los Servicios Sociales, "ha habido más demanda de la que se esperaba", explicó Asensio, aunque, todavía no está cerrado.

Las Fuentes abrió hace un año un comedor para familias. El presidente de la junta, Laureano Garín (PSOE), explicó que inicialmente estaba destinado a mayores, pero cada vez acuden más niños y "en verano aumentará el número". Ahora, el comedor se realiza en la junta de distrito. Acuden 28 personas de lunes a viernes con escasos recursos económicos. De ellos, hay diez niños. Este programa se puede llevar a cabo gracias a la Fundación Rey Ardid que proporciona los alimentos. La idea es poder tener un comedor exclusivo para niños en verano y hacerlo en la casa de la juventud.

Garín aseguró que la demanda es "muy alta" y desde la junta quieren hacer "un comedor solo para chavales". Todavía no hay nada definido porque están a la espera de que el Ayuntamiento de Zaragoza les de el visto bueno. Según las previsiones a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, el consistorio contempla este servicio para los meses de julio y agosto en la casa de la juventud con plaza para 500 niños.

La Asociación de Vecinos Picarral, al margen de la junta de distrito, preparó su propio programa de reparto de alimentos hace un año. Su presidente, Juan José Jordá, explicó que desde los colegios alertaban a la entidad vecinal de que "muchos niños acudían a clase sin desayunar". Así que decidieron buscar apoyos y repartir semanalmente una bolsa con alimentos, coordinado con los centros municipales.

Para evitar la estigmatización, citan a las familias a diferentes horarios para que no tengan que cruzarse entre ellas. Este programa funciona gracias a la colaboración del banco de alimentos, la parroquia Nuestra Señora del Belén y varios comercios y empresas del distrito.

La última iniciativa en surgir ha sido en el Casco Histórico a través de las oficinas del plan integral (PICH). Dentro de su programa educativo Vacaciones Enganchadas--verano, navidad y semana santa-- está incluído el comedor. Dirigido a menores de entre 3 y 12 años, el cupo máximo de niños que pueden acudir, sin tener que estar en riesgo de exclusión social, es de 100. Solo el servicio de comedor genera un gasto de 16.000 euros.