Y si el problema de la línea Madrid-Zaragoza-Lérida sólo fuera el de los sistemas de regulación de velocidad, la de aquél. El caso es que a medida que ha avanzado la obra, la sensación de chapuza y de provisionalidad ha ido in crescendo. Claro que el AVE funciona, faltaría más, pero a 200km/h de media, no lo olvidemos, cuando por desembolso y esfuerzo debería circular mucho más rápido. Los sobrecostes y las deficiencias de la mayor intervención ferroviaria del último decenio son manifiestas. ¿Habrá más sorpresas desagradables? ¿Cuál será la próxima? ¿Cuándo la conoceremos? Ya nadie pone la mano en el fuego.