Tienen razón José Antonio Monago y Carlos Muñoz cuando afirman que no cometieron ningún acto ilegal o de corrupción por hacer viajes privados a Tenerife con cargo al Congreso. Su condición de senador en el caso del primero, y de diputado en el segundo, así se lo permitía, puesto que el reglamento de ambas cámaras prevé la posibilidad de que los cargos electos puedan desplazarse por todo el territorio nacional para ejercer su labor de diputado y para acceder a sus residencias.

El reglamento del Congreso indica en el punto dos del artículo 8 que los diputados "tendrán igualmente derecho a las ayudas, franquicias e indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función". Esto además de un salario base de 3.483,46 euros al mes que se va inflando generosamente a base de complementos. Diputados que residen en Madrid, como el caso del mismísimo ministro de Hacienda, perciben mensualmente 800 euros para gastos de manutención y residencia. Una cifra que aumenta si el diputado se desplaza de otras provincias, llegando a los 1.700 euros, viajes aparte. Al final, la media salarial en el Congreso ronda los 58.000 euros brutos anuales. Casi tres veces más que el salario medio de los españoles. En cualquier caso, siguen siendo los diputados con menores retribuciones de las democracias europeas.

En teoría, pero con un laxo control por parte de los grupos y la Mesa del Congreso, los diputados pueden viajar sin justificar el gasto por medio de una agencia que hay en el Congreso. La honorabilidad de cada diputado hace que ese gasto esté justificado o no. Es decir, dependerá de cada uno el adecuado uso que haga. Muchos lo emplean para reuniones de trabajo en cualquier punto del Estado, pero puede suceder, como trascendió el pasado sábado, que otros lo empleen para viajes de índole privada.

El caso del Congreso y el Senado no es una excepción. También las Cortes de Aragón contemplan una asignación anual fija para los desplazamientos de los diputados, en lugar de emplear el concepto de dietas por kilometraje.

De este modo, se puede dar la paradoja de que algunos diputados, que viven a menos de 500 metros del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, perciban 9.576,72 euros anuales por acudir a su lugar de trabajo. Y algunos ni siquiera lo hacen todos los días. Este concepto aumenta en función de la distancia. Algunos, los que viven más alejados, pueden ver cómo ingresan por este concepto hasta 25.129,56 euros. El salario medio de un diputado en las Cortes de Aragón ronda los 50.000 euros.

La crisis económica, la corrupción y el malestar ciudadano han propiciado que estos datos se difundan desde las instituciones desde los últimos dos años, y haya propuestas de revisión de los reglamentos (las Cortes están en ello) para incrementar los controles y que no se vuelvan a cometer casos de abuso o uso inapropiado por la mera condición de ser un cargo electo.