"Ha sido una alegría, la mejor noticia que podíamos tener, aunque llega más de 50 años tarde", decía Marelia Soto, cubana y propietaria del restaurante El Paladar de Zaragoza. Para Bill Kindig, antiguo militar americano afincado en Daroca, no ha significado nada. "Ya tenemos bastantes problemas como para preocuparnos de algo tan lejano", decía. Son las dos miradas de un conflicto enquistado que a unos --los estadounidenses-- no les ha perjudicado y, a otros, los isleños, les ha "privado" de alimentos y medicamentos, dos cosas tan necesarias y que, sin embargo, han estado racionadas durante el bloqueo, contaba Soto.

Tan apenas 24 horas después de que el presidente de EEUU, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaran el acercamiento diplomático, la Asociación Cultural de Cubanos José Martí de Zaragoza se reunía para analizar el mensaje lanzado por ambos mandatarios. Su presidenta, Elena Lambert, hablaba de esperanza. "Una cosas son las expectativas y otra es lo que en realidad signifique el acercamiento". "Creemos que va a beneficiar al pueblo cubano y sobre todo a las familias que ahora están separadas", comentaba junto a Miguel Ángel Pacheco. Ambos dejaron su país para realizar el doctorado en la Universidad de Zaragoza.

EL REENCUENTRO Para Pachecho el acceso a internet será uno de los mejores beneficios para su país. "Llamar a Cuba es muy caro y limita la comunicación con la familia". Cuenta que su padre siempre ha dicho que desde que se aplicó el bloqueo, mejoró su vida. "Vivía en una zona rural en la que había mucha explotación". Su madre dice todo lo contrario. Cuando era pequeña residía en un barrio acomodado que desde que se cerraron las puertas fue perdiendo valor.

Donde todos coinciden es en que Cuba evolucionará y recuperará el estatus que tuvo cuando el comunismo mantuvo el tirón y la fuerza. "Durante estos años hemos pasado muchas necesidades, nos han faltado alimentos, medicamentos, ropa... No hemos podido arreglar nuestras calles ni nuestras casas porque no teníamos ni dinero ni materia prima", explicaba Roberto Camejo, un jubilado que con 60 años cruzó el oceáno para disfrutar de sus nietos.

Pero si los cubanos recuerdan cómo han sido estos años y desprenden ilusión, esperanza y alegría, los ciudadanos estadounidenses residentes en Aragón ven el levantamiento del bloqueo con más frialdad. Todos ellos coinciden en que es algo que no les ha afectado nunca, que la situación diplomática con cuba es algo que "el americano ha vivido de forma ajena", explicaba el profesor de Periodismo en Universidad San Jorge, Joseph McMahon.

Lo mismo le ha ocurrido a Bill Kindig, un antiguo militar de la base americana afincado en Daroca. Kindig no considera que ni el embargo ni su levantamiento sea algo que le afecte en su día a día. "La gente ya tiene bastantes problemas como para prestarle más atención de la debida a algo tan lejano", dice. Para el exmilitar, hoy en día hay otras preocupaciones en las mentes de los estadounidenses como "el ébola o las consecuencias de la guerra en Irak".

OTRO TIEMPO Clinton, otro profesor de inglés en Zaragoza, achaca que esta decisión es consecuencia de la guerra gría: "Es algo de otro tiempo", reflexiona.

Sin embargo, admite que el bloqueo ha durado demasiado y ve la decisión de Obama como "un acierto después de 50 años". Una opinión que coincide con McMahon, que considera que "el estancamiento ha sido demasiado largo". Los dos americanos creen que las sanciones tiene que tener una utilidad, y que, en este caso, no han funcionado.

Pero la frialdad que se percibe va acompañada de cierta alegría por los norteamericanos. Kinding asegura alegrarse de que haya acabado el conflicto. Joseph piensa en visitar Cuba y espera "que ahora mejore el nivel de vida del pueblo cubano".