Todo un cúmulo de irregularidades desembocaron el domingo en la tragedia que se vivió en el embalse de Ribarroja, en el término municipal de Mequinenza, y que acabó con tres víctimas mortales, todas ellas de nacionalidad búlgara. Se trata del matrimonio formado por Nezhi Alish, de 36 años, y Snezhana Raikova, de 34, que dejan huérfanos una niña de tres semanas y un niño de nueve años, y de Bedría Niazi Ali, una mujer de 34 años residente en Fraga.

La barca de recreo en la que viajaban de trece a 16 personas, niños incluidos, tiene una capacidad máxima para cinco adultos y 450 kilos, y no contaba con los obligatorios chalecos salvavidas. A esto se une que el piloto de la embarcación, el inglés David G. S., carece del título correspondiente de navegación, obligatorio para embarcaciones con 4,88 metros de eslora. Además, la barca no era de su propiedad, sino que le había sido arrendada o prestada para realizar actividades de pesca deportiva. La Guardia Civil investiga si cobró al grupo de búlgaros que quiso dar un paseo por el pantano.

David G. S., de 45 años, permanecía ayer detenido en los calabozos de la Policía Municipal de Caspe como presunto responsable de tres homicidios por imprudencia y a la espera de que la Guardia Civil le pusiera a disposición judicial.

Los relatos recogidos en el lugar apuntan a que este ciudadano, residente en Manchester, llegó a Caspe hace escasos días acompañado de un vecino, de alrededor de 70 años, para practicar la pesca deportiva en el embalse. Para ello, había contratado con una empresa del sector un paquete turístico, posiblemente de una semana de duración.

UNA FIESTA Los testigos aseguran que este inglés se ofreció para dar una vuelta a varios de los niños de un grupo de unos 30 búlgaros que celebraban una fiesta en uno de los merenderos. Posteriormente, "se acordó un precio" para que algunos adultos y niños dieran una segunda vuelta. El propio delegado del Gobierno, Javier Fernández, confirmó ayer que esta persona "facilita la barca a un grupo de ciudadanos a los que les informa del número máximo de ocupantes, los cuales suben a la embarcación, pero también lo hacen de manera descontrolada muchos más".

A escasos cinco metros de la orilla, el patrón comienza a girar para regresar, ya que el sobrepeso es demasiado y la motora fuera borda no puede navegar. Y es cuando vuelca.

"Celebrábamos una fiesta unos treinta familiares y estábamos todos muy contentos. No es cierto que se bebiera mucho, las mujeres ni probamos el alcohol", afirmaba ayer uno de los supervivientes. Este grupo de búlgaros son todos trabajadores legales en la recolección de la fruta de diferentes fincas.

Las escenas fueron muy trágicas. Los que sabían nadar llegaron a la orilla, pero no lo lograron los tres que fallecieron. Desde las embarcaciones vecinas les tiraban cuerdas, y muchos se lanzaron al agua.

Ellos mismos rescataron a las dos mujeres fallecidas, mientras que al tercero lo sacaron del agua, alrededor de las 20.15 horas, los buceadores de Bomberos y de la Guardia Civil. Por otro lado, los agentes tuvieron que trasladar al centro de Salud de Caspe al inglés que patronaba la embarcación, ya que quisieron lincharlo. Ya de noche, fue detenido formalmente.

Conforme pasaba el tiempo, al lugar de los hechos fueron llegando más familiares y allegados, hasta juntarse cerca del centenar. También acudieron los responsables de la Finca San Nicolás de Zaidín en donde trabaja el matrimonio fallecido,

Los cadáveres fueron levantados por la juez de Ejea de los Caballeros, ya que la titular de Caspe se encuentra de vacaciones, pero es el Juzgado de Instrucción número 1 de Caspe el que lleva todas las diligencias.