Pilotados por José María Aznar, presa de la arrogancia tras lograr la mayoría absoluta, Gobierno y PP han perdido el favor del electorado. Estas son las diez claves que explican la derrota de Mariano Rajoy.Angel Acebes: Falsa autoría de la masacre de Madrid La matanza del 11-M dio la puntilla a un Gobierno más preocupado en no perder las elecciones que en trasladar toda la información a la ciudadanía. El PP usó la lucha antiterrorista como arma arrojadiza contra el PSOE, sobre todo tras divulgarse la entrevista con ETA de Josep Lluís Carod-Rovira, aliado de los socialistas catalanes. Este uso electoral del terrorismo motivó la siguiente paradoja: la masacre de Madrid beneficiaba al PP en las urnas si la culpable era ETA, pero le perjudicaba si era obra del terrorismo islámico, y por tanto consecuencia del apoyo del Gobierno a la guerra de Irak.Por eso Aznar y su ministro del Interior, Angel Acebes, se empeñaron desde el primer momento en achacar el 11-M a ETA, ocultando las pruebas que apuntaban a Al Qaeda. El jueves, cuando Acebes tachó de "intoxicación miserable" la pista islámica, la policía ya había hallado una cinta en árabe en la furgoneta usada por los terroristas. La policía, entretanto, alertaba sin éxito a Interior de los indicios que señalaban a Al Qaeda.Al fin, Acebes hubo de admitir que también se investigaba la pista islámica, pero tras la reivindicación de Al Qaeda siguió acusando a ETA. Indignada, la policía detuvo el sábado a cinco integristas en Madrid. Miles de ciudadanos se echaron a la calle para protestar por las maniobras de ocultación del PP. Ana Palacios: Una guerra contra la voluntad popularContra la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles, José María Aznar apoyó la guerra de Irak y fue uno de sus promotores, junto a George Bush y Tony Blair, en la célebre cumbre de las Azores. El respaldo sin fisuras del presidente al belicismo de Washington desató movilizaciones multitudinarias en toda España. Al comienzo, Aznar reaccionó a las protestas con desdén. Luego, ante la magnitud de las manifestaciones, dijo comprender --e incluso compartir-- el sentimiento de los españoles, pero les avisó de que eran manipulados por "el de la pancarta", como aludía despectivamente a José Luis Rodríguez Zapatero. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, actuó de fiel portavoz de Aznar durante la crisis, y en la ONU se distinguió por su extrema acritud hacia los contrarios a la guerra, en especial Francia y Alemania. Federico Trillo: El clamor de las víctimas del Yak-42El 26 de mayo del pasado año, 62 militares españoles fallecieron en Turquía cuando volaban de regreso de Afganistán. El avión ucraniano que los transportaba, un vetusto Yakolev-42, se estrelló tras varios intentos frustrados de aterrizaje. Casi diez meses después, los familiares de las víctimas del Yak-42 siguen clamando en demanda de unas explicaciones que el titular de Defensa, Federico Trillo, todavía no les ha ofrecido.Trillo aseguró en un primer momento que el avión accidentado tenía todas las garantías de la agencia de la OTAN que lo fletó, pero ante el desmentido de la Alianza hubo de rectificar. Tras defender esta modalidad de vuelos, destinados a ahorrar costes y basados en múltiples y oscuras subcontratas internacionales, Trillo hubo de cancelarla ante la polémica suscitada. El dolor de las familias se tradujo en reproches al Gobierno durante los funerales oficiados por las víctimas.Ante las desatenciones y falta de información del Ejecutivo, las familias del Yak han acudido a los tribunales. Defensa ha llegado a acusarlas de dejarse manipular por el PSOE. Jaime Mayor Oreja: La satanización del nacionalismo vascoComo con el terrorismo, con el nacionalismo no se pacta; se le derrota. Esta es la máxima, inspirada por el extitular de Interior Jaime Mayor Oreja y ejecutada por Aznar, que el Gobierno ha aplicado sin matices en Euskadi. Desde que el PNV firmó el Pacto de Lizarra, prólogo de la tregua de ETA en 1998, el PP se ha empleado a fondo --sin escatimar ningún mecanismo del Estado-- en demonizar al nacionalismo vasco con el objetivo de echarlo del poder. Los populares se avinieron a firmar el pacto anti-ETA con el PSOE a cambio de articular un frente anti-PNV en el País Vasco que, a la postre, reforzó a los nacionalistas. A la patrimonialización de la lucha contra ETA y de las víctimas se ha sumado un feroz hostigamiento al PNV y al Gobierno vasco, hasta el punto de reformar el Código Penal para amenazar con la cárcel al lendakari, Juan José Ibarretxe, si llevaba a cabo su anunciado referendo. Javier Arenas: El acoso al tripartito y el ´caso Carod´El PP trató de trasladar a Catalunya la táctica de acoso y derribo ensayada en Euskadi. Como vicepresidente, Javier Arenas fue uno de los miembros del Gobierno más beligerantes con el pacto de izquierdas en Catalunya. En cuanto se conoció el programa del tripartito catalán, acusó al PSOE a someterse los dictados independentistas de ERC y emular la línea soberanista emprendida por el PNV con el plan Ibarretxe. Las advertencias de Arenas y todo el PP sobre los riesgos del tripartito alcanzaron su cénit tras filtrarse la cita de Carod-Rovira con la cúpula de ETA.Antes, como titular de Administraciones Públicas, Arenas ya se había enfrentado a las autonomías hostiles, en manos del PSOE y nacionalistas. Pese a mejorar la financiación autonómica, el PP cerró el grifo de los traspasos y encorsetó a las comunidades con el déficit cero. Eduardo Zaplana: La estrategia de la desinformaciónLa falta de transparencia ha sido otro de los rasgos característicos del PP, sobre todo en la etapa de la mayoría absoluta. De la estrategia de la desinformación se han encargado, como misión principal, los sucesivos portavoces del Gobierno desde 1996: primero Pío Cabanillas, después Mariano Rajoy y, por último, Eduardo Zaplana. Cabanillas será recordado por haber decretado el fracaso de la huelga general del 2002 cuando más de media España había parado en seco. Rajoy, por haber restado importancia al vertido de fuel de Prestige con su alusión a los "hilillos de plastilina". Y Zaplana, como sus predecesores, por haber tutelado la manipulación informativa en RTVE. Con José Antonio Sánchez como director de RTVE y Alfredo Urdaci al frente de los servicios informativos, la televisión pública ha ejercido como vocera de las consignas del PP y caja de resonancia de los enfrentamientos internos en el PSOE. La cobertura de la huelga --que motivó la condena judicial de Urdaci--, el Prestige, las manifestaciones contra la guerra y el 11-M han indignado a los propios profesionales del ente. Juan Carlos Aparicio: Reforma laboral con un 'decretazo'La iniciativa del Gobierno de promover por decreto una reforma laboral, que modificaba el Estatuto de los Trabajadores, recortaba derechos de los parados y facilitaba los despidos, llevó a los sindicatos a convocar una huelga general en junio del 2002.La huelga contra el decretazo coincidió con la cumbre europea de Sevilla con la que Aznar pretendía poner un buen broche a la presidencia española de la Unión Europea (UE). Los líderes europeos presenciaron, en primera línea, la ruptura de la imagen de diálogo social de la que hacía gala el Gobierno del PP.Fue a Juan Carlos Aparicio, entonces ministro de Trabajo, a quien le tocó pagar los platos rotos de la huelga, que logró paralizar buena parte de España. El paro fue ampliamente secundado por los trabajadores y desató una crisis de Gobierno que se cobró la cabeza de Aparicio, aunque fueron el propio Aznar y el vicepresidente económico, Rodrigo Rato, quienes se propusieron echar un pulso a los sindicatos. Sigue en la página siguiente