La habitación en que ingresará Miguel Pajares en el Hospital Carlos III, de Madrid, dispone de un sistema de ventilación que impide que el aire interno salga al exterior. Está destinada a enfermos de virus que se transmiten por vía aérea, pero, aunque el del ébola solo se contagia al entrar en contacto directo con fluidos de un enfermo, se ha decidido ingresarlo allí porque garantiza el aislamiento.

La consigna con este enfermo está descrita: si un único análisis de sangre ofrece información suficiente, no se le realizará una segunda prueba sanguínea de confirmación, como suele hacerse con otras dolencias graves. Esa primera analítica debe ratificar si, efectivamente, está infectado por el virus del ébola. Si es posible, se evitarán con él radiografías y escáneres que no hayan de aportar datos determinantes. Y, por supuesto, no se le moverá de la habitación que inicialmente ocupe.

ñLa consigna con enfermos de virus altamente peligrosos es manipularlos lo menos posible e implicar solo lo imprescindible a los laboratorios de bioquímica que analizan la sangre, a los radiólogos o a la enfermería de otros serviciosO, explica Antoni Trilla, responsable de control epidemiológico en el Hospital Clínico, de Barcelona, que dispone de una unidad de cuidados intensivos destinada a este tipo de pacientes de alto riesgo.

El personal encargado de atender a Pajares será seleccionado entre los más eficaces del hospital, pero su número será muy reducido. Los médicos y enfermeras de otros servicios deberán abstenerse de acercarse a la planta sexta, que Pajares ocupará en solitario.

Unas cámaras que ayer se instalaban en la habitación informarán desde el exterior de los movimientos del enfermo en la cama. Recibirá suero para compensar la deshidratación que ha sufrido, antitérmicos para controlar la fiebre, que posiblemente aumentará, y analgésicos contra el dolor general de huesos que sufrirá.

Los médicos y el personal de enfermería que le atienda deberá vestir el traje de aislamiento preceptivo para este virus. El porvenir de Miguel Pajares, no obstante, ya no depende de esos cuidados, aunque sin duda influirán en su supervivencia, asegura Trilla. ñSi su sistema inmunitario, y su genética, soportan esta fase de altas fiebres y logra superarlas, Pajares se sumará al 30% de enfermos que estos días sobreviven al ébola en África --concluyó--. Si empieza a sufrir el fallo de riñones, hígado, corazón u otro órgano vital, la evolución será complicadaO.