En plena crecida del Ebro y con parte de sus instalaciones anegadas por el agua, el Club Deportivo Helios sufrió un incidente inesperado que acabó vertiendo al cauce un volumen indeterminado de gasoil a primera hora de la mañana de ayer. El combustible procedía de un depósito soterrado junto a la entrada del club que hasta la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) desconocía que existiera. Llevaba más de doce años sin funcionar y pese a que ha habido más riadas desde entonces, nunca se había producido una fuga. Hasta ayer.

Cuando se recibió la alerta, acudieron a las instalaciones representantes del Seprona, técnicos de la CHE y de la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza, que constataron que el escape de gasoil, que había provocado una mancha visible en el cauce, procedía del depósito que antes se utilizaba para la piscina climatizada de Helios. En el 2005, explicaron las fuentes consultadas por este diario, dejó de funcionar al recurrir al gas natural como fuente de energía y hoy se desconoce qué cantidad de combustible había alojado en su interior. Aunque «se estima que es residual», añadieron.

Fuentes oficiales de la CHE aseguraron que «no hay daño ambiental» tras lo ocurrido y explicó que «se le ha requerido que saque el depósito de allí en cuanto baje el caudal». Se encuentra en el subsuelo y, si no funciona, no tiene sentido que siga allí alojado. Mientras, el club se encontraba con la complicación de tener que bombear agua hacia afuera porque el agua amenazaba con cubrir su maquinaria.

Así que se le instó a taponar la salida, corregir la fuga y así proseguir con las labores de achique que está realizando con la crecida. Pero cuando el nivel del río vuelva a la normalidad tendrá que sacar ese depósito.