Sea ETA, sea Al Qaeda, sea la banda de criminales que sea. El horror y la barbarie vividos ayer en Madrid obligan a una reacción ciudadana ejemplar y a la mayor templanza de nuestros representantes. El luto y el dolor que nos sobrecoge a todos sólo se combate desde la unión cívica y política de quienes creemos con firmeza en el estado de derecho. El 11-M supera sin duda al esperado e inminente 14-M; marca un antes y un después en esta campaña electoral e incluso en la vida política en España. Y mientras se despeja la autoría, todos debemos tener muy claro que la prioridad es doblegar a los terroristas. Sin dudas y sin ventajismos electorales. Serenos, pero firmes.