Benjamín C. S, de unos 30 años, ya sabía lo que era ser detenido por pedofilia. Le arrestaron en el 2008 por acoso a medio centenar de jóvenes del norte de Europa, Estonia y Noruega, principalmente, y como quedó en libertad sus padres le cortaron internet en casa. Él se pasó al teléfono móvil y volvió a ser detenido en el 2009, cuando cumplió casi un año de prisión preventiva por corrupción de menores. Tras ese tiempo salió porque el juicio no tenía visos de celebrarse a corto plazo. Ahora, la Policía Nacional lo ha vuelto a arrestar en Puerto Real (Cádiz) por hostigar a decenas de menores y almacenar más de 2.000 archivos pedófilos. Esta última investigación partió de una denuncia de Zaragoza, donde acumuló al menos cuatro víctimas, tras una investigación de los agentes zaragozanos.

SUICIDIO

Su caso creó gran conmoción porque una de sus supuestas víctimas, un chico estonio de 14 años, se pegó un tiro con la pistola de su abuelo por las coacciones de Benjamín, que le amenazó con difundir sus fotos subidas de tono. La Justicia de Estonia consiguió localizarle y lo reclamó a las autoridades españolas, pero la Fiscalía y el juez instructor no pudieron relacionarle con esa muerte. El caso acabó en manos de la Audiencia provincial de Cádiz, que ordenó su procesamiento por 48 delitos de utilización de menores para elaborar material pornográfico, 13 de coacciones, otros dos de abusos sexuales, cuatro de injurias graves y dos más de injurias graves con publicidad. Sin embargo, la complejidad del proceso, al estar las víctimas fuera de España, ha ralentizado la celebración del juicio y el joven seguía en libertad porque, como alegó su abogado, no había riesgo de fuga.

Fuentes judiciales confirmaron que, en el 2011, el Juzgado de lo Penal 3 de Cádiz llegó a fijar la fecha del juicio para junio del 2013, aunque la vista oral tuvo que ser suspendida a causa de «las dificultades a la hora de tramitar comisiones rogatorias para localizar a más de 40 testigos en Estonia (su filiación y domicilio)», y ante los «obstáculos encontrados para obtener estas testificales a través de videoconferencias». Desde entonces, el juzgado gaditano ha solicitado en más de cinco ocasiones a las autoridades de Estonia y a la Interpol su auxilio para localizar a los testigos con el fin de poder convocar de nuevo el juicio, sin que hasta el momento se haya obtenido respuesta. Las últimas peticiones fueron en abril y noviembre del 2016.

La nueva detención ha sido posible gracias a la denuncia del padre de una de sus últimas víctimas, un chico menor de edad zaragozano que intercambiaba fotografías de carácter íntimo con quien creía una chica también menor y que, a su vez, hacía lo mismo con otros tres chicos menores de su entorno. La investigación llevó a los agentes a Puerto Real y a un viejo conocido: Benjamín C. S. Las pesquisas permitieron localizar e identificar a otras seis víctimas, todos menores de edad, los cuatro de Zaragoza y el resto, vecinos de diferentes localidades españolas. Con dos de ellos el acusado intentó incluso concertar citas, sin éxito.

INVESTIGACIÓN

Tras recibir la primera denuncia, los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón siguieron el rastro del acosador y, una vez obtenidas las evidencias digitales que demostraban su autoría de los hechos denunciados, se trasladaron a Puerto Real y registraron su domicilio, en colaboración con sus compañeros de Cádiz. Allí intervinieron diverso material informático (teléfonos móviles, discos duros y una videoconsola) y más de 2.000 fotografías y vídeos de carácter sexual explícito de menores que ocultaba en un espacio de almacenamiento virtual. La primera vez que le detuvieron almacenaba casi 18.000 archivos pedófilos, que reconoció intercambiar con otros chicos, sin coacciones.

Tras su arresto, el juez decretó su ingreso en prisión provisional, y se abre una segunda fase de análisis del material que la Policía calcula que permitirá detectar hasta a 30 nuevas víctimas de su acoso.