El Gobierno admite ya que las listas de espera en sanidad no solo no han mejorado, sino que han empeorado desde que la gestión está en manos del consejero Ricardo Oliván. No se ofrecen datos, pero tampoco se esconde el malestar con el titular del departamento. Más aún después de que prometiese que se iban a publicar las cifras antes de las elecciones europeas. Ante el flagrante incumplimiento, el portavoz del Ejecutivo, Roberto Bermúdez de Castro, anunció ayer un nuevo plan de choque integral que se aprobará esta misma semana.

La presidenta, Luisa Fernanda Rudi avanzará algunos detalles de este plan de choque este viernes en las Cortes. Y el próximo jueves 5 de junio, el consejero Oliván acudirá a la comisión de Sanidad para concretar las líneas de acción, y para hacer públicas las listas de espera. Desde junio del 2013 no se ofrece ni un solo dato. La medida tiene ya la autorización de la unidad de control del departamento de Hacienda, según informaron ayer mismo fuentes del área. Desmentían así a Oliván que hace unos días aseguraba que el plan estaba bloqueado por cuestiones económicas.

Mientras Rudi y el consejero del ramo preparan sus intervenciones en las Cortes para ofrecer detalles sobre las listas de espera, ayer fuentes del Ejecutivo admitían sin ambages que los datos son peores que en el periodo socialista, y que lejos de mejorar, han empeorado. Este plan de choque será el tercero en dos años. El primero fue anunciado en septiembre del 2013 y el segundo hace solo unos meses. Ninguno ha ofrecido resultados satisfactorios en un asunto que se ha convertido ya en el gran "punto rojo", como el mismo consejero ha admitido en alguna ocasión.

Aunque en realidad las explicaciones del titular del departamento con más presupuesto del Pignatelli, 1.400 millones, han brillado por su ausencia. Ayer tuvo que dar la cara por Oliván el portavoz del Ejecutivo, Roberto Bermúdez de Castro, al que, tras el Consejo de Gobierno, le llovieron las preguntas sobre las listas de espera. Las atajó como pudo. Aunque tuvo que admitir que el consejero sanitario no había dado ninguna explicación sobre el motivo de su incumplimiento.

No le quedó otra que hablar de suposiciones al decir que "posiblemente" Oliván esté buscando una fórmula para intentar que disminuyan las listas de espera. Insistió en la idea de que su objetivo, el del consejero de Sanidad, es hacerlas públicas incluyendo las medidas que se proponen para cada paciente en particular. Según dejó caer Bermúdez de Castro la consejería está preparando un nuevo sistema que, previsiblemente, estaría retrasando todo el proceso. En cualquier caso, y como es obvio, los datos, según reconoció el portavoz del Gobierno, están en el departamento y los están estudiando "de forma más detallada" para que los ciudadanos tengan toda la información. En ese estudio llevan enfrascados desde junio del 2013.

Esta lentitud, opacidad y "mala gestión" de Oliván está empezando a generar malestar en el seno del Gobierno. A un año de las elecciones, algunos integrantes del Ejecutivo no acaban de entender por qué no se han mejorado los datos de las listas de espera que fue una de las promesas del PP en campaña electoral. Y el enfado crece cuando se analiza la "metedura de pata" del consejero de Sanidad, que repitió, "sin que fuese necesario", que se iban a publicar antes de las europeas. "En estos momentos, equivocaciones de este calibre son inopurtunas y nos pueden pasar factura", contaba ayer un miembro del Ejecutivo.