Cuentan que ha habido pocos como él, que sus sucesores tienen el listón alto y que su servicio a la universidad fue de matrícula de honor. Manuel López (Melilla, 1946), recibe hoy el premio Aragón que concede el Gobierno a la figura más relevante del año anterior en cultura, ciencia, tecnología o valores humanos.

López, que concluyó el año pasado su etapa al frente del Rectorado, destacó por su defensa a ultranza de la universidad. Pasará a la historia por ser el único rector que llevó a la DGA a los tribunales. Lo hizo por el incumplimiento del acuerdo de financiación por parte del anterior Ejecutivo, aunque el relevo en el Pignatelli lo cambió todo.

Su vocación de servicio público y su talante conciliador y dialogante forman ya parte de la historia de la Universidad de Zaragoza.