Fue en 1991 cuando Adolfo Suárez abandonó la política. Pero hasta entonces su legado y la imagen que se había forjado de hombre pragmático con voluntad de adaptarse a los tiempos y atraer (nunca lo suficiente) al centrismo fue objeto de análisis, e incluso de cábalas, por parte de alguno de sus adversarios. "Una mañana de noviembre de 1989, después de las generales y antes de la constitución de las nuevas Cortes, recibí una llamada de Felipe González. Me pedía que fuera a verle. Al parecer le corrían unas enormes prisas por hablar conmigo de algunos temas europeos .... Pero Europa fue la excusa. Lo que de verdad había querido González era transmitirme un mensaje respecto a la importancia de la figura de Adolfo Suárez", narra el expresidente José María Aznar en su primer libro de memorias. Según Aznar, las intenciones de González no eran "altruistas".

"El objetivo de González era consolidar la posición del Centro Democrático y Social (CDS) de Suárez, heredero de la UCD, como un colchón entre el Partido Socialista y el Partido Popular. La ocupación del centro por parte del PP se había convertido en una seria amenaza para el PSOE, sobre todo tras perder la mayoría absoluta en el 89. Evidentemente yo no podía aceptar ningún tipo de colchón", apunta el hoy responsable de FAES.

Número dos

En aquellos años el proyecto de un José María Aznar que estaba a punto de refundar el PP pasaba por tratar de captar al electorado que estaba a la derecha del PSOE, sin barreras. "Hacia la derecha ya no había terreno sobre el cual avanzar, pero hacia el centro, sí. Y yo no iba a renunciar a crecer por el centro. Eso no significaba que yo cuestionase la importancia histórica de Adolfo Suárez. Al contrario. Quería que el PP se convirtiera en el depositario del legado histórico de la UCD y, por tanto, de Suárez .... En el PP debíamos recuperar la herencia de la UCD, dando continuidad a su proyecto y acogiendo a sus votantes", sostiene en un libro en el que da más detalles de hasta dónde llegaron las supuestas intenciones de Felipe González con el expresidente Adolfo Suárez.

"En una jugada que algunos calificaron de maestra, González fichó al juez Baltasar Garzón 1993 como número dos de las listas del PSOE al Congreso por Madrid .... Lo cierto era que Garzón había sido segundo plato. Antes, González había intentado fichar como número dos nada menos que a Suárez", añade José María Aznar.

De ser cierta esta versión, no habría sido el expresidente González el único que trató de hacer una OPA política a un Suárez que fue capaz de orientar a España hacia la democracia pero no de aunar las distintas corrientes e intereses que existían en UCD primero y después en el CDS: Antonio Hernández Mancha, al frente de AP a mediados de los 80, aprovechó el discurso que pronunció al presentar una frustrada moción de censura a Felipe González para hacer un guiño a Suárez. "¿Qué tengo yo que mi enemistad procuras?", le dijo entonces, atribuyendo la cita (algo cambiada) a Santa Teresa de Jesús cuando era de Lope de Vega, lo que mereció la burla de su interlocutor.

Después de aquel episodio parlamentario, en 1989, Alianza Popular alcanzó un acuerdo con el CDS para garantizar la presidencia de Castilla León a José María Aznar. Muchos de los puntos y comas de aquel acuerdo de gobernanza se colocaron en el despacho de Suárez. "Mi relación con Suárez se hizo entonces más intensa. Nos veíamos de vez en cuando e intercambiábamos impresiones. Nos hicimos amigos y siempre me animó mucho. En aquellas reuniones en su casa de la calle Antonio Maura, Adolfo llegó a hacer varios intentos nada disimulados por cooptarme. Hasta me aseguró que algún día acabaríamos trabajando juntos", apunta Aznar. El paso del tiempo hizo que Suárez dejara la política y Aznar se convirtiera en presidente del Gobierno e indiscutible líder del PP. Y que, en el 2003, siguiendo los consejos de Javier Arenas, se decidiera a fichar a Adolfo Suárez Illana, el hijo del expresidente, como candidato en Castilla La Mancha.

Herederos

Los resultados de ese experimento político resultaron nefastos, según pudo comprobarse en las urnas --Suárez Illana se retiró--, pero sirvió para que el 3 de mayo del 2003 el padre del candidato y hasta cierto punto de la transición volviera a subirse a un atril en un mitin para apoyar a su hijo. Tuvo un pequeño contratiempo por culpa del viento con los folios de su discurso, que se achacó a la emoción pero que disparó los rumores sobre la enfermedad que le iba a acompañar muchos años. "Te has convertido en el presidente de la concordia", proclamó su hijo. "Hoy estás en tu sitio, apoyando las ideas de tu hijo y de todos nosotros, que son las tuyas, y de las que nos consideramos herederos", sentenció un orgulloso Aznar. Dos años después, en el año 2005, el CDS aprobó la integración en el PP, que se quedó con casi todos sus delegados (algunos se fueron a fundar el Centro Democrático Liberal) y con sus deudas.