Por último, entre los tres tipos de la violencia sexual que se pueden distinguir se encuentra el acoso. Lo que lo define en este caso es la exigencia de favores de naturaleza sexual en un contexto en el que acosador se aprovecha de una situación de superioridad sobre la víctima. Ejemplos de estos casos pueden darse en el terreno laboral o en el educativo.

Si en la agresión utiliza la violencia o la intimidación, en el caso del abuso es el engaño, la coacción o la sorpresa. Así, este acto puede incluir las caricias, las proposiciones verbales explícitas o la penetración oral, anal y vaginal. Incluye los abusos sobre personas que no pueden prestar consentimiento válido (menores o discapacitadas).

La violencia sexual abarca un amplio abanico de actos que, en resumidas cuentas, se realizan sin el consentimiento de la otra persona. Dentro de los comportamientos que se categorizan como tal pueden contarse el exhibicionismo, las palabras obscenas o la violación. Así, existen tres tipos de violencia sexual: la agresión, el acoso y el abuso.

Dentro de las categorías anteriormente explicadas, la agresión sexual consiste en cualquier tipo de acto contra la libertad sexual de otra persona que utiliza para ello la violencia o la intimidación. Además, y ahondando en este apartado, se encuentra la violación. Precisamente, esta misma se traduce en su manifestación de mayor gravedad.