El Real Zaragoza recibió un doloroso baño en el derbi ante un Huesca justísimo vencedor, que firmó su primer triunfo ante el conjunto zaragocista en su historia como Sociedad Deportiva. El golpe para el equipo de Natxo González es de los duros, ya que constata la caída del equipo en las últimas jornadas para situarle en su primer mal momento del curso. Puso fin a siete jornadas sin perder y lo hizo de la peor de las formas, con un partido que rozó el bochorno en muchas fases y que obliga a una reflexión al técnico y a todo el equipo, porque la clasificación, con tres puntos de renta sobre el descenso, y el duro momento así lo exigen.

El Alcoraz, por el contrario, tiene motivos para respirar repleto de felicidad. Lo hizo con una fiesta por todo lo alto para celebrar que su equipo está en ascenso directo y que además es capaz de darle un baño al Zaragoza como el que le metió en el derbi para regocijo de una hinchada que tiene motivos de sobra para sentirse orgullosa de un equipo donde ayer Aguilera, Melero y, sobre todo, Cucho Hernández fueron un ciclón que el Zaragoza no supo contrarrestar.

Los dos entrenadores guardaron cartas escondidas y apostaron por novedades. Rubi tiró de Chimy Ávila para darle más libertad arriba al Cucho Hernández, que fue un dolor de cabeza para un Zaragoza donde Natxo Gonzále recurrió a un trivote con Zapater como eje más retrasado y Guti y Javi Ros, con férula incluida como Aguilera, por delante para que Buff y Toquero entraran por dentro y facilitaran las subidas de Alain y Benito.

Esa era la teoría de salida, pero el Zaragoza no la llevó nunca bien a cabo, en una decisión que señala con claridad a Natxo González, que no acertó en su plan y que vio cómo Rubi le ganaba la partida. Arrancó el Zaragoza frío como el clima y el Huesca empezó dominador. Ni siquiera notó la baja por lesión de Vadillo nada más empezar, porque Ferreiro salió enchufado y el centro del campo, con Aguilera y Melero como motores imparables, tenía color azulgrana.

Con todo, al Zaragoza le dio para una leve mejoría y para dos avisos de Borja Iglesias, que rozó el gol tras un gran pase de Toquero. Sin embargo, llegó el golpe al cuarto de hora. De nuevo en la estrategia del rival, una hemorragia con varios goles ya en solo 13 jornadas. Esta vez fue una falta que Ferreiro puso al corazón del área, Mikel no llegó y Cristian Álvarez salió tarde y mal para que Melero cabeceara al fondo de la red. El Huesca se desató tras el gol. Cucho probó al meta argentino, que le respondió bien por dos veces. La segunda, con un rechace que se topó con mucha fortuna en Alain con el disparo de Chimy para marcar a puerta vacía cuando el Alcoraz ya cantaba el segundo gol.

El Zaragoza estaba noqueado, sin soluciones en el medio, con Ros desaparecido y Buff de nuevo insustancial. Y van muchas veces ya... Solo Toquero se dejaba ver y Guti tiraba de casta, como Zapater, insuficiente en todo caso. Otro cabezazo de Melero tras un envío de Cucho supuso más malas señales de alerta para un Zaragoza que empezó a dominar el balón porque el Huesca se lo cedió. Comenzó a tocar más, pero apenas llegó con peligro. Un disparo desviado de Ros, otra llegada de Zapater y dos tímidos remates de Mikel González y Toquero. El Huesca ni sufría cuando el descanso se hizo realidad.

En la segunda parte el panorama aún se puso peor para el Zaragoza. Salió ya sin un ápice de intensidad y el Huesca tomó todas las riendas, dejando al equipo zaragocista sin un margen ni para salir de su terreno de juego. Cucho, desatado ya, se resbaló ante Cristian Álvarez y lo probó después en una falta con buena respuesta del argentino. El Zaragoza ni veía el balón, lleno de imprecisiones y llegando tarde siempre a todas las acciones.

CAMBIOS A PEOR

Natxo González recurrió a Vinícius, sin ningún resultado, porque el brasileño salió tan desenchufado como el resto del equipo y Ferreiro tuvo la ocasión para el segundo, que ya no falló Cucho tras un pase de Akapo después de que Alain firmara un fallo en el despeje terrible desde el lateral izquierdo.

Con 2-0, el recurso fue Febas, sorprendente suplente, para que Guti y Zapater se juntaran más en la medular y el Zaragoza presentara un dibujo más reconocible. El partido, sin embargo, ya estaba perdido. Vinícius, tras un pase de Toquero, remató muy blando en la única ocasión zaragocista hasta que Zapater se sacó un magistral lanzamiento de falta para hacer el 2-1. Ni siquiera hubo tiempo de concebir esperanzas, porque acto seguido la flojera zaragocista dio para que Cucho se presentara en la frontal y superara a Cristian.

Ahí acabó un partido mal diseñado por Natxo, que hasta cambió en el tramo final a Borja Iglesias para que saliera Pombo, y mal ejecutado por el Zaragoza, al que no le quedó otra, tanto al técnico como a sus jugadores, que pedir perdón por el terrible espectáculo que soltaron en un derbi que deja segundo a un Huesca lanzado y que trae la primera depresión de un Zaragoza que cada vez pone más claro que no terminaba de arrancar en esta temporada, donde se empezó refugiando más en sensaciones que en resultados hasta que el duelo de ayer le dejó del todo desnudo.