Es el alma máter de la Sociedad Deportiva Huesca, así que le podrían sobrar cargos como consejero o presidente de la Fundación Alcoraz o etiquetas como exfutbolista o representante de jugadores. José Antonio Martín Otín es para todo el mundo Petón, reconocido personaje mediático que ha estirado del club oscense hasta Primera. Nadie lo había conseguido, otros ni lo habían soñado. El oscense, que ha conseguido el irrepetible triunfo trabajando junto a Agustín Lasaosa codo con codo, apunta ya al futuro sin dudar: «Hay que consolidar al equipo, en Primera División pero sobre todo como club. Necesitamos dos cosas de manera inmediata: la ampliación del estadio y una ciudad deportiva. Queremos llevar el campo a 7.500 espectadores y, además, creo que sería bueno empezar a adecentar algunos de los campos abandonados y poder levantar una ciudad deportiva. Tenemos la intención también de que se haga una residencia que sea el futuro del Huesca», dice Petón, que ha empezado a esbozar el futuro de la entidad altoaragonesa con la misma sesudez que trabajó el pasado.

No ha olvidado el día que empezó a gestarse lo que culminó el lunes por la noche. «Hay un punto de partida, una mañana en mi despacho de Bahía, en Madrid. El Huesca iba a jugar una promoción contra el Castillo y la cosa pintaba regular. Conmigo estaba ese día Agustín Lasaosa, que venía dos o tres veces a la semana, y le dije que había llegado el momento de coger el equipo. Lo veía fatal. Él también, enseguida me dijo que sí. Así que se quedó en Huesca y empezamos a trabajar».

Casi se interrumpe Petón para explicar los movimientos iniciales: «Una de las primeras tareas que hice junto a Margarita Garay, directora general de Bahía, fue ir a ver a Marcelino Iglesias, viejo amigo, que quería hacer un plan de relanzamiento del deporte profesional. Había problemas en el baloncesto, en el balonmano... Era casi todo un desierto de nuestros equipos en las primeras categorías en esa época. En otras comunidades ya había mucha ayuda a los clubs, como en Valencia, que luego ha tenido que pasar por Bruselas para explicarlo, en Madrid, en Andalucía... Nos dieron una cantidad pequeña pero que para nosotros era inmensa, 600.000 euros. Ahí empezó todo». Ahí, así, y con conocimiento: «El aporte de Bahía fue muy importante porque nos permitía componer plantillas y saber cuáles eran los valores del mercado. Encima, en el proceso de transformación a sociedad, Bahía se apuntó como segundo accionista».

Deja claro José Antonio Martín que no es todo tan difícil en este deporte como algunos lo hacen, como lo han hecho. «Si hay gente del fútbol prudente e iniciada, y nosotros ya estábamos trabajando en el fútbol, se puede hacer mal pero es que casi tiene que ser a propósito».

En el Huesca no lo hicieron mal, visto está. Crecieron y creyeron. Era un sueño que tenía los pies en el suelo. Lo recuerda Petón: «Hay una entrevista en el Altoaragón, de hace cuatro años creo, en la que dije que si el Numancia había llegado a Primera División, por qué no iba a hacerlo el Huesca. Hace diez años, en la plaza de Navarra, cuando ascendimos a Segunda, también dije que un día veríamos al Huesca en Primera y ahí está».

No se considera un augur, si bien entiende que el final ha sido una consecuencia lógica del trabajo. Tampoco se ve en comparaciones que le han buscado como el Villarreal. «No es lo mismo, lo hemos hecho de una manera distinta a todos. Tuvimos que tener la asesoría constante del CSD para que una fundación fuera por primera vez accionista. Eso garantizaba que el club siempre se quedase en la ciudad. Poco antes el Ciudad de Murcia se había vendido al Granada, por ejemplo. Además, eso permitía que un club como el nuestro, con instalaciones propias, no cayera en manos de un Piterman, por decir uno, alguien sin amor por el club que llegara para hacer dinero».