Dos trabajadores rumanos perdieron la vida y otro de nacionalidad española resultó gravemente herido al respirar dióxido de carbono concentrado en una cuba o depósito de vino de las Bodegas Paniza, donde se hallaban realizando tareas de mantenimiento.

El suceso se produjo poco antes de las 10 de la mañana en la nave de la cooperativa de vino de Paniza que alberga los depósitos para la elaboración del vino. Según los primeros indicios, en el depósito donde se hallaban los operarios, que pertenecen a una empresa subcontratada, había dióxido de carbono, un gas derivado de la fermentación alcohólica conocido también como tufo del vino.

Los fallecidos tenían 44 y 33 años y el herido grave, 44, según manifestaron fuentes de la Guardia Civil. Este último fue trasladado en el helicóptero del 112 al hospital Miguel Servet, en Zaragoza, donde quedó ingresado con diagnóstico de muy grave.

«Tanto los fallecidos como el herido grave pertenecen a una empresa de mantenimiento», explicó José Manuel Cebrián, alcalde de Paniza, que indicó que otro operario debió de ver lo sucedido y dio la voz de alarma.

«Lo que ocurre con la fermentación del vino es que produce un gas que desplaza al oxígeno», relató el responsable municipal, que indicó que Bodegas Paniza se rige por un sistema de cooperativa y cuenta con 450 socios.

NECESIDAD DE VENTILACIÓN / Cebrián señaló asimismo que, al objeto de evitar accidentes como el ocurrido, existen «unos protocolos establecidos» que se aplican cuando es preciso trabajar en espacios cerrados donde se elabora vino. El regidor aseguró que ninguno de los afectados reside en Paniza, un pueblo del Campo de Cariñena que cuenta con algo más de 600 vecinos.

Lo normal, señalaron expertos en el proceso de vinificación, es que antes de realizar una tarea en el trujal se pongan en marcha ventiladores que dispersan los gases concentrados en la parte baja, en el caso de que haya.

Los servicios sanitarios de emergencia llegaron a Bodegas Paniza poco después de recibir el aviso y trataron de reanimar a los heridos, pero las maniobras solo dieron resultado en el caso del operario español.

A lo largo de la mañana de ayer, familiares y amigos de los fallecidos se concentraron en el exterior de la bodega donde había ocurrido el accidente y se vivieron momentos de tristeza y tensión, en particular cuando una persona muy cercana a las víctimas mortales entró a la nave donde se hallaban los cuerpos de los muertos.

El trámite judicial del levantamiento de los cadáveres se llevó a cabo pasado el mediodía y, en torno a las dos de la tarde, un furgón fúnebre salió de la instalación con los cadáveres de los fallecidos para trasladarlos a Zaragoza entre el llanto y la desesperación de los parientes y amigos de los infortunados trabajadores.

HACE 30 AÑOS / José Manuel Cebrián señaló que baraja la posibilidad de declarar un día de luto en la localidad. De hecho, la noticia del accidente causó una gran conmoción entre los vecinos de Paniza. Muchos de ellos recordaron de inmediato que hace más de 30 años, en 1988, tres trabajadores de la cooperativa del cercano pueblo de Encinacorba perdieron la vida en parecidas circunstancias. A uno de ellos se le cayó una herramienta en el interior de un trujal y bajó a buscarla. Pero se desplomó tras respirar el aire contaminado del fondo y un compañero, al ver lo que pasaba, se adentró en el trujal y corrió la misma suerte.

En la bodega había dos personas más, otro empleado y el contable, y el primero bajó al trujal asegurando que no respiraría para así no inhalar el mortal tufo del vino, como se conoce en el mundo de las bodegas el gas resultante de la fermentación del mosto. Sin embargo, pese a las precauciones, se intoxicó y cayó muerto en el fondo del depósito.

Los cuerpos de los fallecidos fueron trasladados al Instituto Aragonés de Medicina Legal, donde se les practicará la autopsia que determinará las causas de ambas muertes, tras lo cual se procederá a entregar los cadáveres a sus familiares.