Convencido de que la apuesta soberanista de Artur Mas conduce a CiU a una segura debacle electoral, el líder de Unió Democrática, Josep Antoni Duran Lleida, ha decidido seguir los pasos del rey Juan Carlos y abdicar --parcialmente-- de sus responsabilidades. Después del 19 de junio, fecha de la coronación del rey Felipe VI, Duran formalizará su dimisión como secretario general de CiU y como presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. Conservará la presidencia del comité de gobierno de Unió y la portavocía en Madrid, pero anunciará su renuncia a repetir como cabeza de cartel en las próximas generales.

La gota que ha colmado el vaso de su paciencia ha sido la abstención de CiU ante el trámite sucesorio al frente de la Corona.

Duran tan solo ha compartido esta "reflexión personal" con su entorno más próximo, verbalmente e incluso por escrito. Lleva tiempo meditando dar este paso, concretamente desde que Artur Mas, tras la Diada independentista del 2012, adelantó las elecciones bajo la bandera estelada de la consulta soberanista y perdió 12 diputados, quedando a merced de ERC.

A ello contribuye también, confiesa, el inmovilismo del Gobierno del PP. Pese a su buena sintonía con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, el líder democristiano no ha logrado del Ejecutivo ningún gesto ni concesión que le ayuden a poner en valor su papel como interlocutor entre la mayoría gobernante en Cataluña y el Estado. "No me han dado ni agua", se lamenta en privado. .

Entre los confidentes de Duran se halla el aún líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los pocos, si no el único, que ha tratado de convencerle para que aguante: "Eres el único puente que queda para reconducir el conflicto catalán".

Si no cesa también como portavoz en el Congreso, confía a sus próximos, es porque tal plataforma le resultará muy útil si al fin decide ser candidato a la Generalitat, sobre todo, si Mas convierte las próximas elecciones en un plebiscito sobre la independencia.