La profesora de Toxicología Ana Ferrer considera que, además de los análisis de aire expirado y de sangre, no se deberían de despreciar las pruebas psicomotrices de la persona para determinar el grado de afectación por la ingestión de tóxicos. El dictamen sería más seguro si los análisis se completaran con el estudio de la forma de andar o de mantener el equilibrio apoyándose únicamente en el pie izquierdo.